La música penetra en mis oídos de un modo frenético, casi infernal, las luces de colores y los rayos láser me rodean por todos lados. Estoy en una nube calidoscópica de sensaciones indescriptibles, asediado de cuerpos desnudos y sudorosos que, al igual que yo, bailan poseídos por un frenesí mortal. Muévete, baila, levanta los brazos y menea la cabeza, no pares ni un segundo, el final aún está lejos y lo único que busco es bailar hasta que las fuerzas me fallen, entonces, iré al baño y una buena ralla hará que vuelva a explotar en un millón de palpitaciones excitantes.
Tengo calor, tanto que me tiro por la cabeza una botella de agua, hace tiempo que he perdido mi camiseta y bailo a pecho descubierto. Qué más da, lo importante es vivir a tope, no pensar en el mañana, en las consecuencias, la cabeza no debe hacer otra cosa más que oír música, electrizante y rápida, noto como invade cada centímetro de mi piel.
Un cuerpo extraño se acerca a mi, no se si es chico o chica, ¡es igual!, comienzo a bailar con mi desconocida pareja, rozo su pierna con mi entrepierna, sus manos se posan en mi pecho, pasan por mi cintura y agarran con fuerza mi culo, las luces me impiden ver su rostro, la distancia entre los dos ha disminuido más aún si cabe. Acerca sus labios a los míos y puedo distinguir en su lengua una pastilla, de un beso y con el juego de nuestras lenguas, me la trago de un golpe. Me besa en el cuello, me muerde despacio mientras yo araño su espalda desnuda. Los dos estamos sudando a borbotones.
Creo que más gente se ha unido a nuestro juego, ahora mismo mis manos se posan en el pecho de una mujer, solo conserva su top que está muy mojado, sus pezones están realmente excitados, mi boca desea probarlos. Alguien ha puesto sus manos en mi paquete, me está dando un buen magreo, intenta quitarme el cinturón, quiero resistirme pero no puedo, mete su mano dentro de mi pantalón, debajo de mi ropa interior, parece que al fin encuentra lo que busca. Hace mucho calor, necesito agua. Unos labios cercanos me ofrecen otra pastilla, la tomo sin pensarlo mucho. Esta noche puede ser la última.
La música acompaña todos nuestros movimientos, cada vez más rápido, cada vez de forma más intensa y brutal. Algo me está mojando, debe ser alguien con una botella, sin embargo, no es suficiente para calmar el calor que tengo.
La cabeza comienza a darme vueltas, las luces se mueven en círculos y espirales que no comprendo, el humo blanco de la pista de baile me aturde aún más. Mi corazón late con más fuerza, respiro con dificultad mientras las manos que me poseen no parecen bajar su intensidad en su intento de dominarme por completo. De golpe, parece que el suelo a desaparecido y comienzo a sentir mi cuerpo en caída libre, oigo los latidos de mi corazón más fuertes cada vez, no puedo ver nada claro, sólo una mezcla de colores que no puedo relacionar, mi cabeza golpea contra algo duro…. .
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