Saturday, July 22, 2006

Miremos, a ver qué pasa

Si, que ganas tengo ya. Miremos las cosas nuevas que se avecinan, miremos la vida que nos queda por sentir, disfrutar. Miremos al futuro increíble y lleno de retos que comenzamos a percibir a lo lejos. Si, siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, que bien, poder decir: Miremos, a ver qué pasa.

Y si quiere alguien acompañarme, jajajajajjaaj, gracias por querer viajar con aerolineas alberto, sólo existe una condición, tener ganas de vivir. Sentir curiosidad e ilusión por lo nuevo. Resumiendo: Miremos, a ver qué pasa.

ADIOS

Esto se terminó. Fin, the end, finito. Coruña hecha el telón, llega el momento de los aplausos, de los vitores, de los abrazos cariñosos y agradecidos, de mirar a los ojos y decirnos que gracias por los años compartidos. Que no sea esta una despedida triste, al contrario, hagamos de este momento un instante de alegria al recordar todos las buenas cosas que hemos compartido, cada segundo de felicidad que vivimos todos juntos.

¡Ah, Coruña!, cuantas cosas buenas me has dado, ni siquiera puedes percibir su número. Hagamos un pequeño resumen de lo bueno, de lo que llevo en mis alforjas. Volemos por un tiempo al pasado, volemos hace seis años. Por aquel entonces, un 27 de septiembre llegaba asustado de una villa un chico joven de 19 añitos, que al momento quedó impresionado por el mar, tus calles, tu porte y lo raro del hablar de tus gentes. Recuerdo la mezcla de temor, ilusión y curiosidad que por aquel entonces me recorría. El descubrir calles, parques, jardines, el ir poco a poco haciendo mi casa una ciudad extraña. Y que decir del momento que entré por primera vez a la facultad un día de clase. Todos desconocidos, yo solo, alguna gente ya en grupos, hablando con alegría, y yo esquinado, asustado y deseando no meterme en una fiesta donde a pesar de haber sido invitado, parecía que sobraba. Pero, oh sorpresa, el tiempo nos descubrió a todos, poco a poco nos fuimos conociendo, compartiendo risas, problemas, llantos, y después de cinco maravillosos años, acabamos llamándonos amigos. Que final más bonito.

Y la pensión. Oh mi pensión. Que lugar más maravilloso amigos, en serio. Que de increibles buenos momentos, que de charlas, tertulias, peleas, lloros, penas, amigos, en resumén, que de vida. Quizás no sea el lugar ni el momento apropiado para pedir perdón por mis manías y mis malos momentos, pero que diablos, si a alguien he ofendido, mis más sinceras disculpas, nunca en el hacer daño ha ido en mi intención.
En las paredes de esa casa dejo cuatro años de mi vida, los mejores momentos de mi vida hasta el momento. Entre las paredes de esa casita tuve el honor y el privilegio de tratar a un chico encantador aunque dulcemente travieso. Jamás podré decirle a la cara a Andrés que gracias por los cuatro años increibles que me hizo pasar, me faltaba el valor para decírselo. Pero ambos sabemos que siempre hice por él todo lo que pude, como hecho de menos sus bromitas y comentarios, jjajajaajajajajajaj. Desde aquí chaval, que la vida te trate lo mejor que pueda. Y Raquelilla, dos añitos aguantándome, ella, todo sonrisa y vitalidad, soportando a un pobre melancólico que tuvo unos meses muy malos. Poco tiempo para concernos, pero igualmente chica, que todo lo bueno se te cumpla. Y esa, casi mi segunda familia, ay, esa gente abierta y encantadora. Bene, Leire, Susana, Martita, Betty, y como no, Walter, y ese pequeñin ya de Iago, jajajaajja, esos ojitos azules increbiles. Que todo os vaya muy muy bien, os lo merecies todo.
En esa casita encantada también conocí a la persona más original y maravillosa que podais hecharos a la cara. El odia que haga esto, así que no voy a decir nada más, porque todo esta dicho y todo lo que diga a mayores sólo es repetir lo ya dicho. Permíteme, eso sí, que por lo menos te de las gracias por haber sido conmigo como fuieste. Lo que nos depare el futuro, lo veremos.

Y mis colegas del gimnasio. Gente, como os aprecio. En estos dos últimos años me habeis dado mucha alegria y vida. Eso no se paga con dinero. Entré con un cuerpo de mierda, necesitando un cambio. Ahora salgo con el mismo cuerpo, JAJAJAJAJAJAAJAJ, pero con el alma restaurada y nueva. Gracias, en serio. A mi monitor de cicclo indoor, José, por demostrarme que no hay esfuerzo pequeño, que no hay meta que con trabajo no pueda superarse, por hacerme creer en mi mismo. A ti y toda tu encantadora familia, Mari, el pequeño Rodrigo y la guapísima Amanda, un abrazo muy fuerte. A mis niñas de aerobic y step, jajajajajajajaj, qué deciros, lo que ya sabeis, que nunca un hombre ha podido estar mejor rodeado de bellezas y chicas majas. Aunque lo intenté miles de veces y miles de veces no quisisteis ligar conmigo, jajajajajaja, siempre bailamos en las cenas hasta rompernos los pies. Un besazo para todas vosotras. A Juán, Raquel, Andrés y María, gracias por recibirme con los brazos abiertos y despedirme con un abrazo. Raquelilla, no me llores, jajajajajajajajaj, eres la chica con la sonrisa más contagiosa y linda de todo el gimnasio. Cuidaros mucho.

No quiero que esteis tristes. En serio. David, Ele, mi niña, mi Isa, mi dulce amor. Me ha partido el alma ver en vuestros ojos lágrimas de adios, no he llorado y no voy hacerlo ahora. De vosotros me llevo vuestra amistad, en el fondo, soy un ladrón, jajajja, de hecho deberíais odiarme, pues me llevo lo mejor de vosotros. Mis amigos. Que bien suena eso. Suena como Dios, jajajajaja, MIS AMIGOS. Así que, secad vuestras gotas de tristeza y reid, pues esto no es un adios. Yo no me voy tan facilmente. Algunos lo saben muy bien. Seguiré dando guerra mientras en este pequeño cuerpo quede sangre y ganas de vivir. A vosotros, a cada uno de vosotros, mi más humilde querrer. Os llevo cual oro en paño dentro, muy dentro, grabados a fuego en mi alma. Y si el futuro dice que la historia se terminó aquí, en mi pasado más feliz vuestra amistad seguirá brillando y dándome fuerzas siempre. Cuidaros mucho, por favor, cuidaros y sed muy felices. No sabeís cuanto os quiero. Y si la gente se rie de estos sentimientos, si la gente piensa que soy un blando porque no puedo reprimir mis sentimientos, que le parta un rayo. Sois mis amigos y eso me basta para hacer frente cualquier insulto.

Esto se acaba. Quedan ya pocas horas. Veo al telonero acercándose al telón. Levantaos todos, todos los que habeis formado parte de mi maravillosa e increible vida en Coruña, y brindemos en este brindis virutal por todos nosotros, por toda la vida derrochada y compartida. Este humilde chico de villa que llegó hace seis años a esta ciudad se despide dando a cada uno de vosotros mil gracias de corazón. El telón cae, solo queda decir una cosa: ADIOS.

ADIOS, ADIOS.

Friday, July 21, 2006

esperanza + miedo = cauto

esperanza.



1. f. Estado del ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos.

2. f. Mat. Valor medio de una variable aleatoria o de una distribución de probabilidad.

3. f. Rel. En la doctrina cristiana, virtud teologal por la que se espera que Dios dé los bienes que ha prometido.

miedo.

(Del lat. metus).

1. m. Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario.

2. m. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.


cauto, ta.

(Del lat. cautus, part. pas. de cavere, precaver).

1. adj. Que obra con sagacidad o precaución.

Cuando me desperté la manzana ya estaba allí.

Cuando me desperté la manzana ya estaba allí. Verde, brillante, grande, apetitosa, parecía la manzana más sabrosa del mundo. Pero esa manzana no debía estar en la cabecera de mi cama. Así que allí estaba yo, medio dormido, en pijama y mirando una fruta verde que misteriosamente había aparecido de la nada. Extrañado y viendo que llegaba tarde a clases, me vestí corriendo y me marché. A la noche la manzana ya no estaba.

Un melocotón. La manzana a la mañana siguiente se había convertido en un melocotón peludo y naranja, oloroso, dulce. Asustado pensando que alguién estaba entrando en mi habitación a colocar frutas, corriendo escaleras abajo pensaba que a la noche cerraría la puerta. Ahora sin embargo, debía coger el autobus para ir a la universidad. Al regresar, el melocotón ya no estaba. Cerré la puerta y muy intranquilo me acosté.

Una maldita pera. Ahora habían dejado una maldita pera de agua, amarrilla, con tonos marrones, grande e incluso con su ramita y su hoja. Me abalance sobre la puerta y comprobé lleno de pánico que estaba cerrada, que nadie la había forzado. Ni siquiera reuní el valor de quitar la pera de la cabecera, acurrucado en mi cama asustado, decidí esperar haber que pasaba. Me quedé dormido. Al despertarme me llamarón al telefono móvil, querían que jugase un partido de futbol y pensando que me vendría bien salir de casa y despejarme, me fuí no sin antes cerrar todo con llave. Despues de ducharme, volví a fijarme en la cabecera de la cama. La pera ya no estaba allí. Aterrorizado casi no dormí en toda la noche.

Al despertarme me econtré....

Sunday, July 16, 2006

Ayudame a olvidarte

Haciendo barcos de papel los años se fueron volando, surcando los mares buscando una isla llena de palmeras y de silencio. El que se escondía en los cañones de la noche y buscaba en tus ojos la bandera que le faltaba al mastil de mi vida, en mis hojas de navegación las líneas te perseguían por todos los rincones del mundo conocido.
Tus cabellos al viento encaramada a la popa de mi barco, mientras la noche acariciaba tu dulce piel de azucar moreno, tus manos jugando con mi cuerpo y mis labios buscando tus besos, y nuestro barco de papel navegando por ese inmenso mar. Apoyabas la cabeza en mi pecho y los dos sabiamos que aquello no podía durar, pero eso nos daba igual, bebiamos ron y bailabamos al son de las estrellas y las olas del mar.
Y a la orilla de la playa en la mañana en aquel dia de verano, borrachos de pasión, desnudamos nuestros cuerpos y nos hicimos uno más uno, acariciando cada centimetro de piel buscando en ellos la carta esférica de nuestra vida, amándonos, gozando, intentando encontrar como dos niños perdidos nuestro peter pan. Nos confesamos tantas mentiras adornadas de amor que entre juegos y risas, el dia fue pasando en nuestra isla desierta.
Al alba sin despertarte me marché en mi barco de papel, los dos sabiamos que así tenía que ocurrir y aunque no encuentro mujer igual que tu en ningún puerto, ahora veo todo claro que querrer es muy complicado y que me niego a vivir esclavo de tus ojos, prisionero de tus besos. Sabes que no quería que vivieses esclava de mis heridas. Donde el corazón me llevaba era un mar de estrellas y en cada una de ellas vía tu cara y que esa locura que ocupaba mis dias, iba acabando conmigo y contigo.
Ayudame a olvidarte....

Saturday, July 15, 2006

Por mi

Por mi porque si, porque me lo merezco. Después de tantos años dejándome la piel por miles de cosas sin muchas recompensas, esforzándome por mejorar día a día, intentando ser el hijo, el amigo y el amante fiel, después de tantos años, me lo dedico.

Por mi porque he roto mi cabeza por ser buena persona, por luchar como un titán por lo que creo y por lo que quiero, por no dejar vencerme por adversidades ni enemigos, por no escuchar casi nunca un gracias o una pequeña palabra de aliento. Por ver como ya nada se valora ni trabajo ni esfuerzo, ni amistad ni compañía me lo dedico.

Por todas las mujeres que me quisieron y me odiaron, por todas aquellas que rompieron en mil trozos mi corazón, por aquellas que me tienen esclavo de un amor imposible e impasibles juegan con mis sentimientos, me lo dedico.

Por los amigos que se fueron, por los que sigen a mi lado, por aquellos que sigo peleando para que no se vayan, por todos vosotros, los que me dan aliento y los que se lo guardan, los que me apuñalan y los que me ignoran, a los que ayudé y me tiraron, me lo dedico.

Por una noche me bañaré en aguas de egoismo harto de dar todo lo bueno que tengo y no recibir casi nada a cambio, para limpiar mi cuerpo lleno de hipocresias y falsedades, de mentiras disfrazadas de medias verdades para no herir heridas ya muy profundas, me lo dedico.

Así que, por mi, por ser como soy, me lo dedico. A vosotros, por un sólo día, deciros que podeís volver mañana, pero hoy, solamente por hoy soy un puro egoista sin sentimientos.

El niño mago

Cuando era pequeño descubri que era mago, si, de esos extraños y misteriosos seres que con sus dotes arcanas pueden cambiar a antojo la realidad que les rodea. Todo ocurrió un atardecer de verano al entrar en salón de casa, allí mi abuelo, otro mago, guardaba todos los juguetes fantásticos que traía de recuerdo de sus lejanos viajes por lugares exóticos y maravillosos. Observaba como a la luz de ese atardecer, las sombras de todas las cosas existentes jugaban una danza misteriosa entre ellos, danzaban el papagayo de cristal con la bailarina de marmol, el jarrón chino con la la estatua de obsidiana egipcia, incluso la gran lampara de cristal parecía bailar con la gran mesa de noble madera que, presidencial, ocupaba el centro de toda la habitación. Hechizado me sumergí de lleno en ese magnífico baile, danzaba alrrededor de todo el cuarto, con los brazos abiartos y los ojos cerrados, con la cara alzada al aire y recibiendo cuando asomaba a la ventana, los calidos rayos de sol en ese atardecer del mes de agosto.

Baiaba y danzaba hasta que mi madre me llamó a cenar, corriendo deje el salón pues tenía ya mucha hambre. Sentado en la mesa de la cocina, reflexionaba si la fiesta seguiría en la otra habitación o si bien, por el contrario, también las sombras estaban cenando.

Entrada la noche y habiendo olvidado casi el momento mistico que había vivido, mi abuelo me acostó como todas las noches, y mientras me contaba un cuento de cabelleros, dragones, magos y princesas se lo pregunté. Abuelo, le dije, puedo yo ser un mago. Recuerdo su cara de sorpresa, su sonrisa de oreja a oreja y como con sus viejas y suaves manos se atusaba la barba blanca.
Acarició mi cabeza y se marchó diciendo que cuando uno es niño puede ser el mago más poderoso de la historia. Con esa esperanzadora frase, me dormí soñando que como hechicero derrotaba a dragones y salvaba princesas de oscuras cuevas y enormes castillos.

Al ir creciendo, fui perdiendo los poderes y llegado un momento, dejé de ser mago. No sé cuando empezó el efecto contrario al iniciado esa tarde de verano. Asustado volví a salón de mi abuelo, pero ya nada bailaba con nada, no había ni danza ni fiesta. Triste y melancólico me senté y miré por la ventana que el verano se acababa un año más y comenzaba el invierno. Esa noche dormi pero no soñé con magos ni princesas ni nada de nada.

Pero un día, un mágico día un hombrecillo pequeño apareció delante de mi y empezó a correr. No sé que me llevó a perseguirlo pero no podía evitarlo, corrí detrás hasta que se detuvo en una fuente. Se encaramó a lo más alto, yo subí también, luego se tiró y yo me tiré detrás.

La altura no era muy pronunciada pero me hice alguns heridas, entoncés llego una mujer, se acercó a mí y me dijo que si quería, me las curaría. Hechizado por sus ojos negros como la noche, acepté. Se llamaba Mariel y era muy guapa. En ese momento me enamoré de ella. Disfruté de cada pequeño dolor que al limpiar mis heridas con alcohol se producían, simplemente por estar en su compañía. Desde entoncés fuimos grandes amigos.

Mariel no era una chica al uso, no era muy inteligente, pero era tremendamente buena y alegre. Le gustaban las cosas sencillas como pasear por el campo, recoger flores, bañarse en el mar y soñar que volaba muy muy alto. Y sobre todo, no era capaz de borrar una sonrisa de su cara. Una noche en su casa me preguntó si yo era mago, la pregunta me dejo atónito, asustado y salí corriendo de su casa para no volver a verla más. No pudé evitarlo, algo me obligó a salir y echar a correr. Cuando al llegar a casa me acosté, no pude parar de llorar.

Dos años más tarde mi abuelo murió. No puedo olvidar la tristeza que recorría toda la casa, la gente que llegaba de todos los lugares del mundo, con el semblante serio y lloroso. Mi madre se acercó y me dijo que tenía una cosa para mí del abuelo. Me dió una carta de su puño y letra. Me fuí al salón y sentado en una butaca la abrí, comencé a leer. Al acabar una sombra gris inundó toda el recinto. Había comprendido por fín las misteriosas palabras de mi abuelo años atrás cuando me digo que los niños podían ser los magos más poderosos del mundo. Me advertía que al ir creciendo si uno no quiere dejar de ser mago, no podía perder la alegría por las cosas sencillas y la alegría constante. Me decía también que aunque perdiese los poderes, algunos espiritus bondadosos ayudaban a los hechiceros extraviados conduciéndoles a otros magos que les devolverán los poderes perdidos.

Cabizbajo y con las manos en los ojos supe porque había dejado de ser mago, comprendí por fín que no volvería a ser uno de ellos y que el niño que había en mí hacía tiempo que había muerto.

Dedicado a todos los que aún siguen siendo niños, aquellos que son capaces de hacer magia y que han consegido no perder sus poderes mágicos.

Saturday, July 08, 2006

Detenerse delante de un espejo

Mira el espejo y dime qué ves. Lo sé, se trata de un peligroso juego, quizás no te guste la imagen allí reflejada, pero no dices que eres valiente. Hazlo, detente por un momento y en un acto de máxima sinceridad contigo mismo di a tu alma, di a ti mismo lo que sientes.

Pobres diablos, vampiros de sentimientos, tú y yo somos vagabundos de gente, mendigos de cariño y farsantes del silencio. Siempre ansiosos de cambio, necesitados de perder de vista cualquier lazo de compromiso. Qué palabra ésta, compromiso, embarazosa para quienes han hecho de su religión la muda constante, la huida eterna. Lo sé, lo sabemos los dos, somos conscientes de que para dos almas errantes como las nuestras es imposible echar raíces.

Como vampiros de deseos que somos sólo necesitamos para sobrevivir victimas que se desnuden temporalmente ante nosotros, que nada escondan y que nos permitan beber de ellas todo su calor interno. Parásitos del alma, eso es lo que somos, no-muertos en busca de calor ajeno por haber perdido tiempo atrás el propio corazón.

¿Dices qué miento?, maldito fariseo embustero, acusarme de tal cosa. No es monotonía de nuestra vida el viajar sin parar, el saber que nuestro hogar está en algún lugar desconocido y lejano, pero que a ningún paraje podemos llamar casa. Y al igual que usamos ciudades lo hacemos con todo lo demás. Con cada una de las personas que tienen la desgracia de caer en nuestra línea de vida. ¿Recuerdas la historia de siempre?

Primero llegan los momentos del silencio. Este es el instante de presumir de la felicidad que encontramos en perdernos en rincones oscuros y solitarios. Gritamos al mundo entero que no necesitamos nada ni nadie. Nos ponemos la Mascara. Llega el segundo momento, de forma disimulada, maquiavélicamente, vamos saciando nuestra ansia de sentimientos con personas que vamos conociendo. Desplegamos cual general en la batalla, todos nuestros encantos y recursos con el único fin de que las victimas caigan en nuestra red de falsas mentiras. Si, ya lo sé, tenemos la valentía de advertir que somos peligrosos, que acercarse demasiado a nosotros puede significar perder la vida, pero en el fondo no es más que otra estratagema para encadenarlos más aún a nuestro lado. Aparece el vampiro. Ahora bebemos cada gota de sangre de su compañía, disfrutamos gozosamente de casa sonrisa, de cada momento de felicidad y alegría que nuestro rebaño de corazones nos proporciona. Y el más dulce sabor de sexo y amor nos lo proporciona nuestra alma preferida, aquella que más se descubre ante nosotros, la que con sensuales movimientos se desnuda frente a nuestros ojos lujuriosos y ansiosos de vida.

Al final, llega la muerte. Igual que llegamos nos vamos. Nada dejemos atrás, no permitimos que ningún peso abarrote nuestros ligeros fardos de viaje, porque ambos sabemos que el siguiente punto en nuestro destino, es también temporal, como los que nos precedieron y los que nos quedan por ver. Atrás dejamos silencio, oscuridad acallada de tristeza, reguero de victimas que nos recuerdan e ignoramos porque no podemos permitir que nos hagan daño. Pero somos conscientes también, de que a cada nuevo paso, una pequeña muesca se marca de nuevo en nuestro corazón, y por eso, en noches algunas noches de vino y melancolía, lloramos por dentro en honor a todos los amores que perdimos.

Miraos al espejo y antes de juzgar si yo y mi reflejo somos culpables, deciros si también vosotros no sois viajeros errantes….

Monday, July 03, 2006

Noche de poesia

Noche de verano tranquila, de estrellas
en el cielo, música en el viento, olor de jazmín y mar, de sueños
escritos en palabras lloradas, vertidas, vomitadas.
Algunas de ellas amadas,otras odiadas,
pero ninguna puesta sin ton, al contrario todas esculpidas con mucho son.

Asi el que quiera entender que entienda, que aquí, palabra
a palabra, letra a letra, viento a viento, suspiro muerto en cada
minuto de tiempo pasado, se muestra
todo desnudo, el cuerpo de un hombre que nada esconde,
pero que todo disfraza con ropajes de poesia y
muchas gotas de whisky.

A este hombre, cuerpo desnudo, no le duelen las palabras, le duelen los sueños,
le hieren los caminos abiertos y cerrados,
le marcan no las frases lloradas, sino las lágrimas escondidas en letras de color negro con fondo blanco.

Le sangran los ojos pensando en ventanas lejanas, en mitos falsos esculpidos en cuerpos de marmol blanco, gotas de rojo con las que escribe poemas,
letras negras de alma roja, lágrimas ya secas en la cara, pero frescas dentro,
muy dentro, ya escondidas.

A los que me entienden, cómo decirles lo que quiero, a los que no me entienden, cómo escribirles que les deseo.... la verdad es que nunca ha sido fácil decir te ...
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