Saturday, December 30, 2006

Zapatillas o el relato de cómo se hizo un post

Esta historia está inspirada en una foto. Se trata de un relato ficticio que intenta contarnos el cómo se originó esa entrada. Evidentemente cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

Hacía frío. La gente en la calle caminaba dejando detrás de sí un aliento blanco como si fuesen un tren, esos trenes de película al que todos en nuestra infancia nos hubiese gustado montarnos. E iban cargados estos trenes de carne y hueso de bolsas y bolsas de diferentes colores, tamaños y formas y cargadas de vete a saber qué cosas y para quién. Pero desde luego, algo estaba claro, hacía frío.
En pijama y con una taza de café con leche caliente, miró por última vez a través de la ventana y se dirigió hacía el ordenador, que con su pantalla blanquecina iluminada la habitación a oscuras y dotada a todo el cuarto de un ambiente artificial. En la pantalla del computador una hoja en blanco esperando. Tenía que terminar una entrada para su blog y se sentía trabado, sin ideas. No era la primera vez que tal cosa le ocurría, pero hoy por motivos desconocidos no parecía encontrar la inspiración. Puso música y comenzó a teclear sin leer lo que sus rápidos dedos dictaban. Era la historia de navidad y de un niño. Continuó hasta que parando de golpe, borró todo lo que tenía escrito. Tomó un sorbo de café y se dejó caer en su silla.
Con un giro de 180º y quedando de espaldas a la pantalla se levantó y fue al baño. Se ajustó bien las zapatillas y se levantó, mirando de reojo el ordenador y cogiendo en su mano derecha el café.
En el aseó la bombilla se iluminó. Mientras orinaba divisó una enorme caja llena de zapatos y zapatillas. Ya tenía entrada pensaba mientras se lavaba las manos.
Tenía que preparar el montaje para sacar la foto. Colocó el calzado en el suelo y probando la mejor toma zas. Una foto y una entrada nueva para el blog. Sin embargo, mientras la página de Internet le decía que la subida del post se había completado correctamente, él seguía mirando atentamente ese conjunto de zapatillas y zapatos. Pasó el tiempo, tic-tac, tic-tac, tic-tac.... y la música de fondo.
Se levantó de golpe, se quitó el pijama y se dirigió hacia el armario donde cogió lo primero que encontró. Vio su cuerpo desnudo en el espejo, vio sus ojos reflejados y se vistió. Se acercó al montón de zapatillas y zapatos, cogió un par de las primeras, se calzó y dando el último trago al café con leche salió de casa...

Wednesday, December 13, 2006

A quién buen árbol se arrima….

No sé si alguna vez les han dicho que no todas las personas son trigo limpio. Lamentablemente eso es cierto, porque por mucho que uno quiera ponerse la venda de la bondad absoluta, mas bien ingenuidad extrema, y ver a todas las personas que nos rodean como excelentes seres humanos llenos de virtud y dignidad, la realidad es muy diferente. Si amigos, no todas esos seres que nos circundan tienen cosas buenas.
Por eso les recomiendo, si es que me permiten tan osadía, que sean tremendamente egoístas a la hora de rodearse de personas. Y aunque miles de veces hayan oído que no es bueno pedir nada a cambio, que hay que dar para recibir o que la amistad se basa en algo más que una relación de toma y daca; eso es falso. Uno tiene que conseguir, por salud y bienestar propio, de gente que le aporte algo nuevo y valioso, de personas de las cuales, aunque no aprendamos siempre, nos enseñen cosas antes desconocidas y nos descubran aquello que antes no sabíamos.
Pero no sólo en el terreno más meramente intelectual, como quizás se puede entender la lista anterior. Es necesario rodearse de gente que nos transmita vitalidad, ganas de vivir, sentimientos, si han leído bien, sentimientos ahora que estos parece que nadie valora correctamente, pero no solamente sentimientos, sino también valores y creencias que nos motiven a ser mejores personas. Más de uno, bueno, principalmente uno me dirá que eso debe buscarlo la persona de manera personal, sin necesitar de nadie más, y aunque es cierto, ¿no es una pretensión de soberbia y falta de modestia decir que no necesitamos de nadie para que nos enseñe cosas nuevas, nos motive?
Si amigos, rodéense de ese tipo de personitas que les hacen sentir bien, no se preocupen por ser egoístas. De esa gente que disfruta con su compañía, que mantienen una charla amena, que les oyen, que aunque parezca mentira sin saber muy bien por qué siguen ahí año tras año a pesar de los altibajos.
Mi filosofía siempre ha sido rodearme de los mejores o de aquellos a los que creo mejor que yo. Puedo decir bien alto que todas las personas que de verdad me importan y rodean tienen muchísimas más virtudes y bondades que yo, que de ellas aprendo cosas que por mí sólo jamás conseguiría alcanzar y que me motivan a ser mejor cada día porque ellos lo son también. Por eso a todos ellos, los pocos, los elegidos y elegidas, gracias por todo lo que me enseñan.

Tuesday, December 05, 2006

Orgullo y satisfacción

satisfacción.
(Del lat. satisfactĭo, -ōnis).
1. f. Acción y efecto de satisfacer o satisfacerse.
2. f. Razón, acción o modo con que se sosiega y responde enteramente a una queja, sentimiento o razón contraria.
3. f. Presunción, vanagloria. Tener mucha satisfacción de sí mismo.
4. f. Confianza o seguridad del ánimo.
5. f. Cumplimiento del deseo o del gusto.
6. f. Una de las tres partes del sacramento de la penitencia, que consiste en pagar con obras de penitencia la pena debida por las culpas cometidas.

orgullo.
(Del cat. orgull).
1. m. Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas.

Suele decir cierta persona regia en estas épocas que se acercan tan navideñas eso de "me llena de orgullo y satisfacción...". Pues yo también hoy quiero decir esas dos palabritas bien alto y bien claras. Me siento ORGULLOSO Y SATISFECHO, y mucho. Les cuento el porque.

Tengo dos amigos que mira por donde comparten nombre: David. El primero regenta cierto rincón y acaba de aprobar su proyecto con Matrícula de Honor. El segundo es de Coruña y compañero mío de facultad que acaba de aprobar unas oposiciones al INE, es decir, tiene ya trabajo de por vida.

Sirva este post de regalo y reconocimiento de este humilde intento de escritor para ambos. El primero por demostrar que el trabajo, el esfuerzo, la dedicación constate, la profesionalidad y esa cosita que tienen algunos por lo bien hecho tiene recompensa, y vaya recompensa. En dos palabras. Muy bien campeón, con dos huevos si señor. Me siento orgulloso y satisfecho.

Al segundo, por luchar contra viento y marea, por no dejarse vencer por los dimes y diretes que le aconsejaban todo lo contrario, por los que no creían en él y demostrar que lo importante es tener un sueño e ir a por él.En dos palabras. Muy bien campeón, con dos huevos si señor. Me siento orgulloso y satisfecho.

Hace cinco días me hacía feliz el futuro funcionario y ayer el peazo de ingeniero en informática. A los dos mis mejores deseos, sólo espero que sigan dejándome disfrutar a su lado todos estos magníficos momentos.

Monday, December 04, 2006

Te echo de menos

Un jardín de hojas cubre las calles. El viento las mueve a su antojo aquí y allá. Los árboles poco a poco comienzan a desnudarse, bonita ironía ahora que poco a poco el frío se instala en nuestros cuerpos. Gotitas de lluvia contra el cristal.
Mi mirada perdida a lo lejos, muy cerca de la ventana, intentando no perder de vista los últimos rayos de sol del día. Un café en la taza inundado de olor amargo la habitación, compitiendo por el espacio contra una sinfonía de piano y sus melancólicas notas. Las gotitas siguen lanzándose contra el cristal en su vano intento por mojarme.
Te echo de menos. Pocas palabras. Para qué usar más, para qué escribir miles de pensamientos agolpados incesantemente en mi cabeza, si con esas tristes y solitarias palabritas puedo decir todo lo que quiero: te echo de menos.
Qué más da que lo supiésemos. Ser consciente de un dolor no mitiga su efecto ni aligera su carga. Los dos sabíamos que la distancia era muy larga pero algo muy infantil nos llevaba a mantener a la más infiel e inestable de las mentiras: la esperanza.
Ahora podría decirme que echo de menos tus labios y tu cuerpo. Que añoro el olor de tu cabello y me siento vacío sin tus manos. Que anhelo tu compañía y extraño el calor de tu sexo. Que me pierdo los fines de semana sin tu sonrisa y me encierro dentro de mi alma al no ver tus ojos negros. Podría decírmelo, pero no me lo digo, no, me lo clavo en fuego al no poder olvidar que te echo de menos.
Por qué nos engañamos de esa manera al jurarnos que los caminos entre los dos no nos distanciarían a pesar de la distancia de nuestros cuerpos. Caímos en la dulce morfina de la vaga esperanza de los que saben que van a perder todo lo que tienen, pero aún así, esa noche me confesaste con tus lindos ojos que no sería así, y yo, como un drogadicto necesitado de sus dosis, tomé la metadona de tus labios sin pensar, iluso, el mono que ahora tengo de ti.
Sin embargo, a pesar de los meses pasados, me mantuve firme en mi compromiso. Fiel. Vaya palabrita más ridícula. Pocos saben lo que significa y menos aún los que la llevan a la práctica. Por qué te digo todo esto, ahora que te echo de menos. Porque el viento, mientras arrastraba a su antojo hojas amarillas y marrones, mientras dejaba desnudo el tronco de los árboles me susurró aquello que no quería oír. El castillo de naipes se desmoronó. La esperanza se perdió.
Los dos sabíamos que era mucho tiempo, que mayor aún era la distancia que nos separaba, pero yo, tonto de mí, volaba cada noche a tu lado. No necesitaba de aviones o aves que me transportasen, me sobraba con pensar en tu cabello y tus suaves manos, en el dulce tacto de tus labios y la alegre sonrisa de tu boca.
No importan las causas ni el por qué. Lo hecho hecho está. Ahora ya no podré volar más a tu lado. No te culpo, has buscado cerca aquello que tenías lejos. Sin embargo dime como has logrado librarte de este sentimiento que yo tengo, cómo has conseguido enterrar la sangre que ahora corre por mis venas clamando al unísono un grito al viento: esa estúpida frase de que te echo de menos.
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