Esta historia está inspirada en una foto. Se trata de un relato ficticio que intenta contarnos el cómo se originó esa entrada. Evidentemente cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Hacía frío. La gente en la calle caminaba dejando detrás de sí un aliento blanco como si fuesen un tren, esos trenes de película al que todos en nuestra infancia nos hubiese gustado montarnos. E iban cargados estos trenes de carne y hueso de bolsas y bolsas de diferentes colores, tamaños y formas y cargadas de vete a saber qué cosas y para quién. Pero desde luego, algo estaba claro, hacía frío.
En pijama y con una taza de café con leche caliente, miró por última vez a través de la ventana y se dirigió hacía el ordenador, que con su pantalla blanquecina iluminada la habitación a oscuras y dotada a todo el cuarto de un ambiente artificial. En la pantalla del computador una hoja en blanco esperando. Tenía que terminar una entrada para su blog y se sentía trabado, sin ideas. No era la primera vez que tal cosa le ocurría, pero hoy por motivos desconocidos no parecía encontrar la inspiración. Puso música y comenzó a teclear sin leer lo que sus rápidos dedos dictaban. Era la historia de navidad y de un niño. Continuó hasta que parando de golpe, borró todo lo que tenía escrito. Tomó un sorbo de café y se dejó caer en su silla.
Con un giro de 180º y quedando de espaldas a la pantalla se levantó y fue al baño. Se ajustó bien las zapatillas y se levantó, mirando de reojo el ordenador y cogiendo en su mano derecha el café.
En el aseó la bombilla se iluminó. Mientras orinaba divisó una enorme caja llena de zapatos y zapatillas. Ya tenía entrada pensaba mientras se lavaba las manos.
Tenía que preparar el montaje para sacar la foto. Colocó el calzado en el suelo y probando la mejor toma zas. Una foto y una entrada nueva para el blog. Sin embargo, mientras la página de Internet le decía que la subida del post se había completado correctamente, él seguía mirando atentamente ese conjunto de zapatillas y zapatos. Pasó el tiempo, tic-tac, tic-tac, tic-tac.... y la música de fondo.
Se levantó de golpe, se quitó el pijama y se dirigió hacia el armario donde cogió lo primero que encontró. Vio su cuerpo desnudo en el espejo, vio sus ojos reflejados y se vistió. Se acercó al montón de zapatillas y zapatos, cogió un par de las primeras, se calzó y dando el último trago al café con leche salió de casa...
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