Friday, April 27, 2012

Brevísimos XXVIII: el tiempo vuela

La mala noticia es que el tiempo vuela, la buena es que tú eres el piloto.

Wednesday, April 25, 2012

Lo que aprendo de los libros

Una de las cosas que aprendo leyendo libros es a saber que las cosas buenas tienen un momento en que se acaban. Estás con esa novela que te fascina, encanta, maravilla, sobrecoje, enamora, emociona y cuando te das cuenta estás en el último punto de la última palabra de la última hoja.

Cuando lo cierras extrañas a sus personajes que tanto tiempo te han acompañado, con los que tanto has compartido y disfrutado. No puedes evitar cierta nostalgia. 

Pero sabes que hay otro esperándote con sus nuevas sorpresas y nuevas emociones. ¡Como la vida misma! No te asustes de poner el punto final, porque solo así puedes empezar a escribir la primera palabra de tu nuevo libro.

Tuesday, April 24, 2012

Mis Maestros XIX: Alberto Henry Payne

"Lo que hacemos por nosotros mismos muere con nosotros. Lo que hacemos por los demás y por el mundo, permanece y es inmortal."

Albert Henry Payne, ilustrador y pintor inglés.

Friday, April 20, 2012

De como mi abuelo me convirtió en vampiro

Hoy se cumplen cien años de la muerte del autor de una de las novelas góticas más importantes y emblemáticas, Drácula. Celebraciones y recuerdos oficiales a parte, yo haré mi pequeño homenaje a uno de los libros que me inició en la lectura y que me ha acompañado desde hace muchos años. No hablaré de sus valías literarias, que las tiene, ni la transformación del personaje principal en un auténtico icono moderno, ni los temas sociológicos, filosóficos y religiosos que contiene la novela. Hablaré como Drácula me clavó los colmillos hace ya más de 20 años y desde entonces, formo parte de su legión de vampiros.

Rondaba yo los trece o catorce años cuando en una tarde de invierno, aburrido y enfadado por no poder salir a jugar a la calle por la intensa lluvia y el frío, me paseaba habitación tras habitación arrastrando los pies y sacando de quicio a mi abuelo. Las personas mayores adoran las rutinas y yo estaba arruinando una de sus favoritas, la siesta, algo que él no estaba dispuesto a perdonar aunque la víctima se tratase de su propio nieto. Además, él, hombre del campo, duro, recio, de carácter fuerte y viva imagen del gallego luchador, humilde y sacrificado no era capaz de asimilar las quejas y bufidos de un mocoso que simplemente pataleaba por el mal tiempo.

Recuerdo como si hubiese ocurrido hace diez minutos, que me llamó desde donde estaba sentado,  en ese butacón pequeño, roído por el uso y del cual poseía la propiedad y el usufructo de manera dictatorial, situado de manera estratégica en el pequeño salón enfrente de la estufa de gas butano que irradiaba de calor toda la estancia. Me miraba enfadado, con esos ojos azules intentos que aún a día de hoy me siguen impresionando. No decía nada y esa situación aumentaba mi nerviosismo pues me esperaba una buena reprimenda y lo peor de todo, es que no sabía el motivo para ello.

Sin dejar de observarme fijamente, se levantó y se dirigió hacia el pequeño armario de madera, un territorio prohibido en el cual mi hermana y yo teníamos vedados cualquier tipo de incursión explorativa, pues se guardaban allí los objetos valiosos de la familia como la vajilla de las fiestas, las fotos de la familia, un bien tan escrupulosamente contabilizado como el chocolate, las diversas botellas de alcohol, una enciclopedia vieja y amarillenta cuyo olor aún sigue impregnado en mi recuerdo y algunos libros.

Una vez allí, buscó algo entre esos volúmenes de lomos diversos, tamaños varios y que nunca habían llamado mucho mi atención. Sacó uno y me enseñó una portada en la cual aparecía un enorme murciélago negro, desplegando unas impresionantes alas y con la boca abierta con unos dientes gigantes que amenazaban con clavarse y morder al mínimo movimiento. Me asusté y mi abuelo no pudo evitar una sonrisita de los que saben que han conseguido lo que buscaban.

Habló muy serio: "Como no dejes de quejarte por todo, caminar como un perdido por toda la casa y refunfuñar por el tiempo, le diré a este vampiro que venga y te chupe la sangre por la noche." Eso me asustó mucho más.  Y termino diciendo, "pero si te portas bien, para tu siguiente cumpleaños te regalaré el libro y sabrás como enfrentarte al vampiro y ya no tendrás que tener miedo de que te muerda ninguno, ¿de acuerdo?". No  dije nada, se trataba de ese silencio que dice más que mil palabras y mi abuelo entendió perfectamente que yo sabía que me tenía que andar con cuidado.

Pasaron los años y aunque tuve alguna que otra pesadilla con ese enorme vampiro, mi abuelo se olvidó de regalarme por mi cumpleaños el libro  y yo tampoco mostré mucho interés por recordárselo, pues prefería el dinero y los caramelos antes que un libro. Pero cuando cumplí 16 años, en un paquete pequeño y envuelto en papel de regalo me lo encontré.

Allí estaba otra vez ese inmenso murciélago y su amenazante semblante. Por aquel entonces, yo comenzaba a leer y por supuesto ya había visto alguna que otra película de Drácula, así que me sorprendió ver que existía un libro sobre una de esas películas que tanto miedo me daban y gustaban a la vez. Es curioso como de pequeños el miedo nos atrae tanto y de mayores nos asusta de verdad.

Mi abuelo me miró con una sonrisa de oreja a oreja y comprendí que ese momento era especial para él y que sería especial para mí en un futuro que ahora no era capaz de atisbar. Me hizo prometer que lo leería y así lo hice. De hecho, lo comencé unos meses después y me cautivó desde la primera hoja.

Desde entonces han pasado muchos años, el libro sigue conmigo y por una extraña razón bibliófila me encanta coleccionar diversas ediciones de Drácula. Mi abuelo me regaló la primera, una edición de bolsillo de 1986 en Plaza y Janés; en 1993 me compré la de Juan Antonio Molina Foix en Cátedra Letras Universales; en 1999 me regalaron la edición de Alianza Editorial; en 2002 Alberto me regaló con una dedicatoria preciosa la edición de Anaya; en 2005 me compré en tapa dura la edición de Mondadori de la cual me fascinó su diseño de portada y por último; en 2007 la que considero la mejor maquetación y edición de Drácula que conozco y que publicó Valdemar y que ha conocido varias re-ediciones.

Esta es la historia de como mi abuelo me convirtió en vampiro y me ha permitido disfrutar desde entonces, de una de las novelas que más me ha impactado y gustado. Es nuestra historia, la que nos unió un poco más e hizo que compartiese con él algo único y mágico, un libro que consideramos nuestro.

Thursday, April 19, 2012

Mis Maestros XVIII: Fidel Fernández, mi padre.

Gracias papá por compartir conmigo una de las canciones que más te gusta y tanto dice de ti. Te quiero. Esta entrada es tuya y de toda la familia.

Cuando pierda todas las partidas
Cuando duerma con la soledad
Cuando se me cierren las salidas
Y la noche no me deje en paz

Cuando sienta miedo del silencio
Cuando cueste mantenerme en pie
Cuando se rebelen los recuerdos
Y me pongan contra la pared
 
Resistiré, erguido frente a todo
Me volveré de hierro para endurecer la piel
Y aunque los vientos de la vida soplen fuerte
Soy como el junco que se dobla,
Pero siempre sigue en pie
Resistiré, para seguir viviendo
Soportaré los golpes y jamás me rendiré
Y aunque los sueños se me rompan en pedazos
 
Resistiré, resistiré.
 
Cuando el mundo pierda toda magia
Cuando mi enemigo sea yo
Cuando me apuñale la nostalgia
Y no reconozca ni mi voz
 
Cuando me amenace la locura
Cuando en mi moneda salga cruz
Cuando el diablo pase la factura
Si alguna vez me faltas tu
 
Resistiré...

Monday, April 16, 2012

Límite de x cuando tiende a infinito....

No existe el infinito...

No existe el infinito:
el infinito es la sorpresa de los límites.
Alguien constata su impotencia
y luego la prolonga más allá de la imagen, en la idea,
y nace el infinito.
El infinito es el dolor
de la razón que asalta nuestro cuerpo.
No existe el infinito, pero sí el instante:
abierto, atemporal, intenso, dilatado, sólido;
en él un gesto se hace eterno...


Chantal Maillard, "No existe el infinito" en Matar a Platón

Sunday, April 15, 2012

Versos escritos en papel de regalo

Merci mon petit ami...

Todo comienza y termina en mí.
Yo soy el infinito proyecto de mí misma
por encima de mí
me sobrevuelo. 

 Chantal Maillard, "Sin embargo"  en Lógica borrosa 


Friday, April 13, 2012

Minutos de paz

A punto de concluir el viernes y comenzar por todo lo alto el fin de semana, unos minutitos de paz para descargar las tensiones acumuladas y empezar llenos de buenas sensaciones y energía el sábado. Te lo mereces....

Tuesday, April 10, 2012

Belleza Escondida (I): Matemáticas de la superación

n+1!  

donde
n= número de n veces que te caes
+1= las n veces que te has levantado y lenvantarás...

Jordi Nadal, El paraíso interior.

Thursday, April 05, 2012

Mis Maestros XVII: Pablo Neruda

 Muere lentamente quien no viaja,
quien no lee, quien no escucha música,
quien no halla encanto en si mismo.

Muere lentamente quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.

Muere lentamente quien se transforma en esclavo del habito, repitiendo todos los días los mismos senderos,
quien no cambia de rutina,
no se arriesga a vestir un nuevo color
o no conversa con desconocidos.

Muere lentamente quien evita una pasión
Y su remolino de emociones,
Aquellas que rescatan el brillo en los ojos
y los corazones decaidos.

Muere lentamente quien no cambia de vida cuando está insatisfecho con su trabajo o su amor,
Quien no arriesga lo seguro por lo incierto
para ir detrás de un sueño,
quien no se permite al menos una vez en la vida huir de los consejos sensatos…
¡Vive hoy! - ¡Haz hoy!
¡Ariesga hoy!
¡No te dejes morir lentamente!
¡No te olvides de ser feliz!

Pablo Neurda, poeta chileno.

Monday, April 02, 2012

Amar una flor.

Eran rojos los pétalos de la rosa que besaba sin cesar. Dulces y embriagadores eran los olores que emanaban de sus estambres y pestilos.  Jugaba suavemente rozando las llemas de sus dedos sobre el calíz y el tallo de su cuerpo. No le importaba sentir de vez en cuando, los intensos pinchazos de sus espinas, provocándole pequeñas heridas de las cuales surgían pequeñas gotas de sangre.

Así era la flor que tanto amó. Ahora solo le quedan los recuerdos que esporádicamente, al llegar la primavera, le hacen aflorar los tonos anarajandos, azules y verdes del paisaje, la leve caricia de la brisa en su cara y el olor a una nostalgia que ya no es capaz de ubicar correctamente en las fotografías de su mente. Quizás no fuese así, pero le da igual, le gusta como la recuerda y se siente feliz.
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