Monday, February 26, 2007

Postal desde los USA: Jet Lag

Son las tres y media de la mañana de un sábado 24 de Febrero, llevo sin dormir exactamente 20 horas y cargado con una maleta me dirijo en taxi a la Terminal 1 de Barajas camino a Frankfurt, escala inevitable para enlazar destino Pórtland Oregon.
Después de una hora de espera para facturar, Lufthansa como buena compañía germana despeja a las 6:05 de la mañana del sábado. Desayuno continental y lectura para soportar las tres horas casi de vuelo hasta Frankfurt. La llegada prevista se cumple, otra vez la puntualidad germana no puede quedar entre dicho.
Frankfurt es la cuidad financieramente hablando más importante de toda la Unión Europea, allí nos encontramos al Banco Central Europeo, la mayoría de las sedes bancarias del país teutón y por supuesto la Bolsa alemana (Deutsche Börse AG). Su aeropuerto es el segundo tras Ámsterdam que más tráfico mueve de toda Europa y es la salida y entrada para la mayoría de los vuelos internacionales. Pero es también cuna del genial Goethe.
A las 10:15 y después de haber superado el tedioso e incluso intimidatorio y molesto control de pasajeros para poder viajar a los USA (con preguntas tan inevitables para evitar la entrada en país como: ¿cuál es el motivo de su viaje a los United Status?), despegamos de la mano otra de vez de Lufthansa en vuelo directo a Pórtland, doce horas de maravilloso viaje.
El itinerario del mismo nos lleva desde nuestra salida a nuestro destino atravesando el mar del norte entre Dinamarca y Gran Bretaña, sobrevolamos Islandia y nos metemos de lleno en Groenlandia muy cerca del Polo Norte. Las vistas de las inmensas placas de hielo y los icebergs hacen que el viaje ya merezca la pena. La comida dentro del vuelo es otra cosa.
A las doce de la mañana de mi reloj, dos horas después (jajajaja, es decir, doce horas después de haber despegado de Frankfurt) estamos en Portland Oregon, no confundir con Portland Maine. Una enorme cola en aduanas y la cara de mala ostia del encargado de aduana y su pregunta sobre mis por qué en los USA me amargan el día, pues porque después de doce horas no soportas las preguntas estúpidas de un yanki paranoico que ve terroristas en todos lados. Observa atentamente el pasaporte, mira que vengo de España y torciendo en su boca en una especie de sonrisa dice. Ok boy, you pass, wellcome to USA.
Ahora mismo son las 21:36 de la noche del domingo siguiente, el jet lag pasa factura y hace ya no sé cuantas horas que no duermo.
Les seguiré relatando mis experiencias, no me echen de menos porque ya lo hago yo con ustedes.

Sunday, February 11, 2007

La literatura y un rincón

La literatura, en mi humilde opinión, tiene multitud de formas. Podemos encontrarnosla grandilocuente e impresionante, de bellas formas y perfecto estilo; como cuando nos introducimos en los clásicos y las grandes obras. También está la literatura de esparcimiento, aquella de libros supuestamente menores en calidad y formas, pero que nos entretienen. Por último, está la literatura de rincón, sencilla y directa, sin muchos aspavientos pero jodidamente cercana y real, porque nos habla de la vida, del cambio, de los miedos e ilusiones, de lo difícil que es caminar hacia adelante y hacerlo lo mejor posible.

La literatura de rincón nunca ganará un nobel, jamás tendrá premios o grandes reconocimientos, pero lo que si tiene para el lector atento es un torrente de ganas de escribir y comunicar, de compartir. Y eso, estimados lectores, lo he encontrado muy pocas veces en las otras literaturas.
Sirva este pequeño comentario de homenaje a todos los rincones y sus literaturas de rincón. Y por supuesto a uno en especial, por la dedicación y constancia en mantener bien barrido un rincón que se queda pequeño para todos aquellos que, por lo menos alguna vez al día, decidimos pasarnos por allí y ver que nos cuenta.

Friday, February 02, 2007

Un lunes de mucho frío

“Un CSMA/CD: la estación escucha mientras transmite”… tendré que ver como arreglo la cita de hoy a la tarde… “…libre, transmite. Si está ocupado espera a libre y transmite. Si detecta colisión, se transmite trama corta de colisión y cesa la transmisión…”. Oye Juan, deberíamos ver como es posible pedir otro aparato de estos a la central sin que los de presupuesto se mareen y tengamos que dar explicaciones, bueno, no más de las justas.
Cogeré la cazadora parece que ahí fuera hace frío. La verdad es que no me enteró mucho, pasarse más de doce horas encerrado en el laboratorio sin ver más luz que la alógena y más vistas que la pantalla parpadeante y los malditos cacharritos todos conectados unos con otros. La verdad es que Julia tiene razón, soy un prisionero de guerra reciclado en técnico de laboratorio informático.
¿Julia?... qué tal estás cielo. Acabo de salir y estoy a punto de entrar en el metro. Supongo que si todo va bien y el trencito no llega tarde estaré ahí dentro de unos veinte minutos. ¿Quieres qué lleve algo? De acuerdo, te quiero, un beso. Y muchas gracias por la cazadora. Es preciosa.
Vaya, que sorpresa. El metro está repleto y el andén parece una verbena. En elecciones y ni siquiera ahora, cuando estos vampiros nos piden el voto solucionan el problema, y Julia esperando, con el frío que hace.
¿Si?, soy yo. Buenas tardes. Dígame. ¡Cómo! Pero si ni puede ser… si… si… hablé con ella hace menos de media hora… pero… pero… pero… un accidente de coche… hielo en la carretera…
Hace media hora que Julia ha muerto. No puedo llorar y no sé por qué. El móvil no para de sonar pero no tengo ganas de contestar a nadie. Tengo mucho frío. Pero desde que salí del metro y volví a la calle no me he movido. No puedo.
A lo lejos parece que alguien busca donde pasar la noche. Con la helada que está cayendo no lo tendrá fácil, yo tampoco. Me parece que está temblando. Por qué narices me estoy fijando en un don nadie. No lo sé. Simplemente tengo la sensación de que algo me invade y me empuja a ir hacia allí.
El pobre viejo está delirando, hablando de no sé que colegio y no sé que hospital. Parece que quiere coger algo con la mano pero no alcanza. ¡Claro!, ¡la manta!, quiere taparse. Sin embargo no creo que con una cosa tan delgada y los cartones sea capaz de pasar la noche. En fin. La vida es así. Hace cuarenta minutos que Julia no está y ahora un viejo vagabundo parece que tampoco tardará mucho en abandonar este juego.
Me quito la cazadora y ayudándole a coger la manta, le abrigo. No sé percata de nada. Mañana despertará y no sabrá como el abrigo habrá llegado hasta él. No sabrá que Julia habrá muerto por culpa del frío y que ella le habrá salvado la vida. Qué curioso. Un muerto le habrá salvado de la muerte.
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