La literatura, en mi humilde opinión, tiene multitud de formas. Podemos encontrarnosla grandilocuente e impresionante, de bellas formas y perfecto estilo; como cuando nos introducimos en los clásicos y las grandes obras. También está la literatura de esparcimiento, aquella de libros supuestamente menores en calidad y formas, pero que nos entretienen. Por último, está la literatura de rincón, sencilla y directa, sin muchos aspavientos pero jodidamente cercana y real, porque nos habla de la vida, del cambio, de los miedos e ilusiones, de lo difícil que es caminar hacia adelante y hacerlo lo mejor posible.
La literatura de rincón nunca ganará un nobel, jamás tendrá premios o grandes reconocimientos, pero lo que si tiene para el lector atento es un torrente de ganas de escribir y comunicar, de compartir. Y eso, estimados lectores, lo he encontrado muy pocas veces en las otras literaturas.
Sirva este pequeño comentario de homenaje a todos los rincones y sus literaturas de rincón. Y por supuesto a uno en especial, por la dedicación y constancia en mantener bien barrido un rincón que se queda pequeño para todos aquellos que, por lo menos alguna vez al día, decidimos pasarnos por allí y ver que nos cuenta.
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