Wednesday, November 30, 2005

Mi mamá no ha podido venir hoy

Me llamo Chari y soy prostituta, de esa clase de putas que salen a la calle enseñando el coño para poder comer y dar de comer a su hija, una hija de puta, mi hija. Ella no lo sabe, sólo tiene cuatro años y lo único que hace es preguntarme por qué tengo que trabajar de noche hasta tan tarde. Eso sí, después de haber sido follada toda la noche por tíos bajos, altos, gordos, flacos, casados, solteros, negros, blancos, rubios, castaños y haber realizado más posturas que una edición ampliada del kamasutra, acompaño a mi estrella a la puerta del colegio, a pesar de no poder caminar sin que me duela cada centímetro de mi cuerpo, que no de mi alma, esa está más que limpia mientras pueda ver una sonrisa en la flor de mi casa.

Hoy hace frío, no resulta nada fácil trabajar en invierno cuando la falda más larga no llega a cubrir tu culo y el abrigo más grueso es tan transparente que deja muy poco que insinuar a los posibles clientes. Sin embargo, lo peor son los jóvenes que en coche se dedican a insultarte y recordarte cada dos por tres cual es tu profesión, te imaginas a una pandilla de niñatos con granos, conduciendo un Golf llamando con cara de cabrón y furia fontanero con tono despectivo a un fontanero. Así de puta es la vida.

Las luces de un coche se acercan, disminuyendo la velocidad mientras se pone a mi lado, baja la ventanilla, es un chico joven, unos treinta años, buen aspecto. Me pregunta cuanto, lo convenido cuando la noche sale mala, acepta sin rechistar. Me subo.

Salimos a un descampado. Para el coche, me paga y al momento comienza a manosearme, gimo mientras imagino lo feliz que estará mi niña mañana cuando vayamos de compras… qué es eso, … por qué me duele el vientre… mierda… estoy sangrando, el hijo de puta me ha clavado un cuchillo, intento gritar, pero con su mano derecha ahoga mi grito antes de que salga de mi garganta, tengo frío y él sigue follándome, empiezo a temblar, se ha corrido dentro, cabrón… no puedo moverme, todo su peso me oprime, un corte en el cuello, la hoja está caliente de haber estado clavada en mi vientre, respiro con dificultad y sólo puedo pensar en que mañana no podré llevar a mi niña al colegio… .

Sunday, November 27, 2005

Nocturno VII

Ahora que ya te fuiste, te diré que te quiero.
Ahora que no me oyes, ya no debo callar.
Tú seguirás tu vida y olvidarás primero...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar.

Hay un amor tranquilo que dura hasta la muerte,
y un amor tempestuoso que no puede durar.
Acaso aquella noche no quise retenerte...
y ahora estoy recordándote a la orilla del mar.


Tú, que nunca supiste lo que yo te quería,
quizás entre otros brazos lograrás olvidar...
Tal vez mires a otro, igual que a mí aquel día...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar.

El rumor de mi sangre va cantando tu nombre,
y el viento de la noche lo repite al pasar.
Quizás en este instante tú besas a otro hombre...
Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar...

Y yo aquí, recordándote, a la orilla del mar...



José Ángel Buesa

Un día alguien vendrá y soplará nuestra vela...

Somos luz que espera lentamente desvanecerse contemplando a la oscuridad que, poco a poco, va llenando nuestro horizonte. Nuestra vida fracasa en cada momento que vivimos, pues vivir significa acercarse cada vez más, inevitablemente, al tiempo final.

Dice una canción que “al final de este viaje la vida quedará y nuestros cuerpos hinchados de morir…”. Y es que la cruel meta llegará y todo lo anterior se perderá, el reír y el llorar, el amar y el odiar, la amistad y el primer abrazo de sinceridad, el primer beso y la primera mirada también se irán y sólo quedará, a nuestro pesar, un cadáver frío y solitario, una vela apagada nada más.

Cada uno de nosotros somos velas esperando que en cualquier momento, el aliento de un Dios travieso y mal criado apague la llama de nuestra existencia; vuestros fuegos, que ahora aún arden, se consumirán, la vela de la existencia morirá y dejaremos de recordar.

Olvido eterno en un mar de paz de muertos anónimos, pues nadie nos llorará, nadie nos vendrá a poner flores ni nos nombrará. Tu, yo, nosotros, vosotros, todos seremos palabras vacías que no significarán nada porque en nada seremos convertidos.

Tu mecha se consume en cada tic tac de tiempo y no haces nada…

Friday, November 25, 2005

Seguro que hoy no va a ser un buen día (II)

Dos horas después de haber llegado a la oficina, tres cafés y un buen vaso de agua fría con hielo para quitarse de la cabeza a Adela; Enrique encara el pasillo que lleva a la sala de juntas. En su mano derecha un portafolios con miles de números y cuadros explicativos sobre inversiones, devoluciones, prestamos y toda la mierda que la empresa regurgita debido a su actividad diaria; en la mano izquierda el maletín con el ordenador portátil donde, aparte de las diapositivas en power point, conservaba toda una galería completa de fotos y vídeos que algunos bienpensantes considerarían obscenidades, él prefería llamarle botiquín de primeros auxilios.

“Míralos, todos ahí trajeados, sentados esperando que empiece a vomitar datos como un poseído. Tan estirados porque tienen clavados en sus acaudalados culos barras de acero bañadas en oro, seguro que a más de uno la sensación le provoca orgasmos inimaginables que jamás llegarán a sentir con sus orondas y presumidas mujeres”.

- Buenos días señor Presiente, señores consejeros, señores accionistas.- “Estúpidos señores y señoras perdidos en la voracidad de inflar con divisas sus vacías vidas”. Pasaré a detallarles en breves segundos el informe CKL, quiero recordarles que pueden interrumpir en cualquier momento mi exposición si tienen alguna duda o problema al respecto. “Aunque no puedo hacer nada por currar su incompetencia y falta de profesionalidad, así que, si no entienden, como va a ocurrir seguramente, nada de lo que aquí les voy a exponer, vuelvan a las facultades de pago de donde han salido y estudien, verán como así las cosas cambian”.

Las patatas frías y poco saladas, por el contrario, el trozo de carne al que el menú del restaurante tenía la valentía de llamar ternera, quemado y tan salado como un bacalao. Enrique no sabía muy bien porque venía comer todos los días a esa pocilga de 20 euros el menú, bueno, si lo sabía pero no quería reconocerse que iba por Merche.

“Si, esas tetas y ese culo compensan con diferencia la mierda de manjar que me ponen todos los días. Haber si uno de éstos se decide y entramos en el baño y me hace una mamada, esos labios tienen que ser la ostia mamando… .” ¡Ah,!, ummmmmm, Merche, no gracias, no quiero café. “Lo que quiero es que me la chupes hasta que me dejes seco…”.

-Enrique, ¿sabes una cosa?-.

- No Merche, dime.

- O la comida te ha encantado o tú estás realmente empalmado…

¿Continuará.....?

Sunday, November 13, 2005

Escribiendo borracho..........

No es la primera vez que escribo algo borracho (papá, por favor deja de leer ahora mismo, jajajajajajaj), posiblemente tampoco será la última. Sin embargo, si es la primera vez que hago público lo que pasa por mi cabeza cuando el alcohol nubla mis sentidos y razonamientos. No es que exista una explicación per se que justifique este post, digamos que se trata desde un experimento literario para comprobar, hasta que punto, los efectos de varios whiskys (con fanta naranja por supuesto, otra cosa buena que debo a un pedazo de señor y caballero, gallego de adopción y ahora afincado en los madriles, merci chaval) perjudican o no mi estilo y técnica narrativa; por otro lado, también es un momento de libertad, es decir, cuando uno está bajo los efectos de ciertas sustancias, es menos consciente de sus actos y quizás por ello, escriba cosas que en condiciones sobrias jamás haría públicas. Por todo lo anterior, quiero dejar claro que si alguien de mis pocos lectores se siente ofendido por lo que pueda leer aquí, espero entienda que no ha sido de manera intencionada, simplemente he dejado salir a la superficie cosas que permanecen encerradas a cal y canto en mi interior. Sobra decir que estoy más que agradecido, incluso diría que en deuda, con esos lectores (es innecesario poner nombres, ellos saben a quienes me refiero) que post tras post leen lo que pasa por mi cabeza y, con sus amables comentarios y palabras, animan y alegran un poco este alma cada día, gracias a dios, menos atormentada. Gracias por tanto, de corazón, a mis amigos, a mis lectores, a mi padre (sabes de sobra que perteneces a mi club más selecto).

Escucho ahora mismo Pasión Vega e inevitablemente, debido a la letra de sus canciones, pienso es una chica preciosa que se llama Isabel, mi niña del alma, mi lucero del alba, mi estrella perdida, mi espina clavada, mi amor nunca revelado y siempre escondido. Los dos sabemos lo que ha pasado, somos ambos conscientes de que nada podrá ser igual, pero en mi corazón aún guardo un rincón donde los recuerdos de tu sonrisa llenaban mi alma. Jamás podré olvidar esa dura mirada, esas palabras convertidas en dagas que se clavaron muy dentro de mi ser, esas sentencias injustas que, lo sabes muy bien, lanzaste hace tanto tiempo que las heridas empiezan a cicatrizar. Sé que fui yo, no hace falta que me digas que nadie me presionó, que era más que consciente de mi actos y que, por tanto, elegí según tú, mi niña marinera, la de los ojos negros, el camino equivocado. Pero sé que también eres consciente de que lo hice por amistad, que esa noche opté por lo que me dictaba mi alma y mi cabeza, que en ningún momento coloqué en una balanza a nadie, que simplemente vi un naufrago que pedía mi ayuda y salté al mar a socorrerlo. Juzgadme por ello, sometedme mil malditas miradas y pensad que escogí entre un desconocido y un amigo; yo sólo puedo decir que hice lo que, en cualquier momento, haría por cualquiera que me necesitase. Sabes muy bien, mi lluvia de primavera, que no había maldad, sin embargo, decidme, explicadme de nuevo porque desde entonces, ya no tengo tu sonrisa alegrando mi alma. Dices, dicen ellos, que la culpa es mía, que había un amigo esperando una mano y que yo, insolidario y egoísta, ignoré. Vuelvo a lo siempre, es mi única defensa y lo es porque no es más que la más sincera verdad, ayudé a la persona que más deseaba ayudar, no preguntéis los motivos, no esperéis que os explique las causas y las razones, lo hice y ya está; no puedo entender, no puedo soportar, que por ello, no sea ya el que era, que dejara de ser ese niño que, durante cierto tiempo, estaba siempre atento y presto a ayudar.

Ahora es inevitable pensar en mi amor, mi cielo lejano, mi perla perdida en un mar del caribe, a ti han ido, de forma directa e indirecta, los últimos relatos de este blog. Mi chica del caribe, mi pirata de parche en el ojo que un día, gritando al abordaje, asaltó e hizo saltar por los aires, los cierres que mi corazón tenía sobre el amor. Paula, dulce fruto de pasión, jamás olvidaré el primer besó, jamás olvidaré como surgió todo; como poder olvidar el día en que con un guiño en esos ojos verdes, al oído me susurraste cosas que, desde el momento que te vi, prendieron fuego la brasa de la pasión. Me quedan las noches donde tu cabeza dormía sobre mi corazón, recuerdo tus manos rozando mi cara y mirando fijamente mis ojos, prometiendo cosas que ambos sabíamos imposibles de cumplir. Tú tenías que partir, y yo me volvía a preguntar por qué toda la gente a la que quiero y aprecio tenía que marchar. Se fue primero un amigo, luego tú, no sabría decir cual de las dos más dolió, ambas son diferentes y no se pueden cuantificar, sólo puedo decir que desde que tú no estas, mi cama es un desierto lleno de arena y desolación. Hecho de menos tus besos, tus manos, tu cuerpo caliente y tu aliento en mi pecho mientras dormías, feliz, soñando ilusiones que jamás se iban a realizar. Espero que seas feliz, muy feliz, en esa ciudad que antes adoraba y ahora, me ha robado uno de los pocos rayos de sol. Deseo que en el mar, ese mar que tanto amas, ese mar mágico que es el Mediterráneo, en esa ciudad llamada Barcelona encuentres aquello que yo no te he podido dar.

Hablando de ciudades que me han arrebatado algo, no puedo pasar por alto a Madrid. Allí tengo a un ser especial, a un chico, mejor dicho, a todo un hombre, a un viejo caballero y gentil señor, a un amigo que cierto día, se marchó buscando lo mejor. David, que puedo decir que no haya dicho ya. Sería tan estúpido e inútil repetir aquí lo que de palabra y escrito ya sabes. Me has dicho miles de veces por qué tú, por qué cabezón de mi intento ser tu amigo; sigo sin tener una respuesta definitiva, creó que lo triste sería poseer una, ¿no crees?, como si la amistad fuese algo racional. Egoístamente puedo decir que me haces mejorar, que intento ser cada día más fuerte, más alto, más inteligente, que supones un estimulo para pensar, que para mi representas un desafío tanto en el plano intelectual como personal. Podría decir que eres la persona que quiero llegar a ser, pero tampoco es eso, ni de lejos, estoy muy contento con mi forma de ser, sin embargo, veo virtudes en ti que no poseo, virtudes que toda persona debería poseer, hablo de tu profesionalidad, tu calor humano, tu seriedad, tu frialdad para los problemas, tu capacidad de sacrificio y racionalidad para afrontar situaciones que a otra persona, a mi mismo, cuestan años y pesares superar. Te veo honesto y sincero, te veo educado y caballeroso, con las ideas claras y bien amuebladas, te veo maduro, algo que para un joven de tu edad, me sorprende de forma muy grata, representas la esperanza en una juventud que veo a la deriva y perdida. Sé que odias estás cosas, que detestas este carácter mío, pero no puedo ocultar y no quiero hacerlo, digan los demás lo que quieran, que te respeto, admiro y aprecio; el pensar y decir esto me ha costado muchas cosas en el pasado, sin embargo, tengo la esperanza (espero que no falsa y vaga), de que el tiempo podrá las cosas en su sitio. Creó que el mejor piropo que puedo decirte es que eres la imagen moderna de esos caballeros vallisoletanos antiguos, esos valerosos soldados que servían en la Real Chancillería de Valladolid al servicio del rey, según dicen las crónicas, educados, valientes, atentos, fieles y sobre todo, defensores de sus ideas y su patria.

Estoy ya cansado, los efectos del alcohol empiezan a notarse, tengo sueño y cansancio, los ojos empiezan a cerrarse y mi cabeza divaga ya sobre muchas cosas, pero no quiero, no puedo terminar esto sin mencionar a mi tocayo, al fausto que me hizo descubrir un nuevo placer, a la serpiente que me ofreció una manzana cierto día y yo, dudoso al principio, acepté y ahora, consciente de aquel día, no puedo soportar estar sin ti. Hecho de menos tus ojos, esos ojos cautivadores y oscuros, esos ojos que sólo rivalizan con los de un caballero vallisoletano, aunque por motivos diferentes, en los tuyos veo pasión, en los suyos amistad. Te gusta que te llame mi poeta bohemio, mi Rimbaud personal; y lo haré porque como poeta me has enseñado una nueva forma de belleza, de sensualidad, un nuevo mundo de pasión y gozo del que, tengo que reconocer, aún tengo miedo de recorrer y explorar, sobre todo ahora que, otra vez la historia se repite, y tu no estás aquí. Sólo quiero decir que tengo grabado a fuego la noche donde llevaste mi alma al infierno y que, desde entonces, te espero en un purgatorio que no satisface mis deseos, con la ilusión de volver a recorrer, como Dante en la Divina Comedia, el infierno entero.

Saturday, November 05, 2005

Luna

Dedicado a todos los que tienen su propia luna…

El sonar de una guitarra que recorre el aire de forma lenta y melancólica, la soleá que inunda de recuerdos lejanos los corazones de hombre y mujeres que solos beben por un pasado que nunca se ha marchado del todo. El humo de los cigarros, cortina blanca, permite que cada uno piense en lo suyo, en silencio y cabizbajo, con los ojos perdidos en una mesa de madera vieja, sucia y llena de restos de vino.

Entre todos ellos sólo hay uno que no muere poco a poco, uno que en cada dulce nota ríe y está feliz. Todos le preguntan por qué, el calla y no responde. Sus ojos están absortos en un más allá que solamente el puede ver y entender. Él sabe porque es feliz y también es consciente de que los demás jamás lo entenderán, lo tomarán por un loco y lo ignorarán. Esta es la historia de un muchacho que vio la luna brillar.

En una noche fría y de invierno, camino de su casa, cansado de trabajar y estudiar, pensando que todo lo que le rodeaba era gris y desesperanzador, cuando cerca estaba ya de ponerse a llorar, algo misterioso le ocurrió. De pronto, en lo alto el cielo, entre un mar de estrellas vio la luna. Pero no se trataba de una luna cualquiera, era una luna grande y blanca, que brillaba con luz propia y que con dulces palabras le cantaba una canción de cuna. Con sueño, bajo un árbol se hecho a dormir y allí, soñó que soñaba como amaba a una bella mujer, de piel de plata y ojos claros, cabellos rubios y manos suaves, que con voz melancólica le cantaba cerca del oído, canciones de gitana guapa. Fuego en sus labios y blanca leche en sus pechos, el dormía y soñaba mientras la luna brillaba y una mujer preciosa le amaba. Sus ojos, estrellas de azabache, miraban los suyos y le decían tómame entera esta noche de luna llena y mágica.

Hacía ya dos días y él seguía recordando esa noche, esa luna y esa gitana, y cuando todo el mundo le decía que estaba loco, que todo había sido un sueño, que la luna no brillaba y menos aún cantaba canciones de cuna, él se callaba y pensaba: nadie va a decirme como es mi luna.
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