Saturday, October 27, 2012

Brevísimos XXI

El camino es mucho más fácil cuando el cielo está lleno de estrellas.

Wednesday, October 17, 2012

El escritor y su historia

Quiero que imagines que eres un escritor, un buen escritor. Que estás a punto de comenzar la historia que llevas tiempo deseando narrar. ¿Por dónde empezar? Bueno, no existe un remedio mágico, pero si pequeños trucos que ayudan a vencer lo más difícil, manchar la página en blanco.

Yo comenzaría por dejar claro qué es aquello que quieres contar, que definas en unas pocas líneas lo que con tus palabras escritas quieres hacer llegar al lector, no hablo de la temática, sino la esencia. Por ejemplo, tu intención es relatar una historia de superación y animar a la gente que la lea, a que haga lo mismo. Una vez que tengas claro esa parte, debes elegir los vestidos con los cuales vas a adornar el cuerpo central de tu relato. Aquí es donde decides que sea un drama, una novela policíaca, de ciencia ficción, fantasía, aventuras, de viaje, etc.

Luego viene para mí el momento de definir, por lo menos, al personaje central y dotarle de una personalidad acorde. No es tarea fácil, porque hacer pasar por real un ente inventado supone ser capaz de ponerse en la piel de ese personaje inventado, se trata al fin y al cabo de pensar, sentir y actuar como lo haría el personaje y no uno mismo. Ir perfilando poco a poco, como un escultor a base de cincelar el mármol, hasta obtener la figura buscada.

A medida que tenemos el personaje central más o menos definido, debemos ir creando para él un ambiente donde interactuar  y también, otros personajes con los cuales relacionarse. No se trata solo de describir en mayor o menor detalle, los lugares y seres con los que se encuentra y forman parte del relato, sino darles una motivación y una explicación. Suele ser útil cuando uno está en esta parte del proceso creativo, hacerse preguntas del tipo ¿por qué el personaje se encuentra en ese lugar determinado?, ¿es lógico que se encuentre ahí?, ¿el ambiente aporta algo importante a la definición de los personajes o simplemente se trata de un escenario neutro? . Para el resto de protagonistas de la historia, dar respuesta a cuestiones como ¿se conocen?, ¿por qué se conocen?, ¿cuál es su relación?, ¿que les une o separa?, etc.

El paso siguiente es elaborar una trama básica que una todo lo descrito anteriormente de una forma coherente, bajo una temporalidad determinada que ayude a dar fondo y sentido a lo narrado. Y por supuesto, elegir el punto de vista del narrador, es decir, determinar quién va a contar la historia.

Estos pequeños y sencillos pasos son el inicio de todo el proceso que supone escribir una historia, pero tienen un potencial increíble si se usan de manera adecuada. Tanto es así, que podemos usarlos para contar la historia de nuestra propia vida. Al fin y al cabo, nosotros somos parte de una historia, nuestra historia, que escribimos día a día.

¿Estás contando la historia que realmente quieres vivir? Esa es la pregunta que uno debería poder contestar cuanto antes. Porque nos guste o no, nosotros somos los escritores y nosotros decidimos hacia donde vamos, con matices por supuesto, pues está claro que existe un componente de destino y aleatoridad que en una novela no se encuentran. Sin embargo, sí está en nuestras manos definir nuestra personalidad, nuestros actos, nuestras emociones y sentimientos. Sí es tarea nuestra ver si hay coherencia entre lo que queremos contar y lo que estaos contando, en observar si los actos que decidimos nos alejan o acercan al objetivo que nos hemos propuesto alcanzar.

Si después de leer ésto, al dar respuesta a la pregunta de contar la historia que de verdad quieres protagonizar, es no, a qué esperas para tomar papel y bolígrafo y empezar a escribir los reglones de la vida que quieres narrar. Los trucos de los que te he hablado, te pueden ayudar a comenzar  en ese fabuloso propósito. Tú escribes la historia de tu vida.

Monday, October 08, 2012

Hojas en el otoño

Abrí la ventana e inspiré bien hondo, llené mis pulmones de ese aire fresco y a la vez cálido de la mañana. ¡Qué bello es vivir!

Quizás te preguntes porque te cuento todo esto, la verdad es que ni yo mismo lo sé muy bien, simplemente tenía necesidad de compartirlo contigo. Confesarte que la vida es algo, sea lo que sea, fantástico y maravilloso, tan lleno de posibilidades y experiencias. Es lo más bonito que tienes, que tenemos y no podemos dejarla escapar.

¿El secreto para vivir? Desde luego, no sé si existe algo concreto que pueda servir para ello, pero te diré una cosa, aprovecha las cosas sencillas. Existe auténtica belleza en el caminar sosegado de un anciano y su mirada, en el cariño de tus padres, en un beso de amor, el abrazo de un amigo o la sonrisa pícara de un niño. Existe felicidad en los árboles con sus hojas verdes y marrones en otoño, en el calor que no abrasa y el frío que no hiela, en el olor de la tierra recién mojada o la imagen reflejada de los charcos. Vivir es la música que oyes y te llega, las palabras que quieres oír e incluso en aquellas que detestas escuchar, en unos macarrones con carne o una copa de vino, en un simple vaso de agua fresca. En el esfuerzo de aquello que te cuesta e incluso en una amarga lágrima hay vida.

Hay vida incluso en la hoja marrón que lentamente, me acompaña en la caída. No olvides que hay algo que no puedes dejar de hacer, vivirla. Que hay vida incluso en esta carta, a pesar de que te la escriba un suicida.

Wednesday, October 03, 2012

El niño y la estrella

A Ilya y su eterna y brillante sonrisa. Jamás perderás tu estrella.

Nueve de la mañana y el metro atestado, caras largas, miradas perdidas, bostezos, hombros caídos, empujones para entrar, empujones para salir, empujones porque otro ha empujado. Ni un buenos días, ni una sonrisa, ni rastro de unos ojos que brillen, ni un triste resquicio de alegría. Está claro, son las nueve de la mañana en un metro atestado.

Y de pronto, llega él. Un mocosete de no más de ocho años, rubio y tez clara, inmensos y penetrantes ojos azules y su mamá detrás, con la misma cara que todos los demás. Me entero que se llama Ilya porque su madre, que más tarde responderá al nombre de Alina, le reprende por no callarse. El mocoso está rebosante de energía, su carita irradia una alegría que, como si de una estrella se tratase, ilumina el oscuro ambiente de la cabina.

Le sonríe a un señor que, enfundado en su traje azul oscuro, camisa blanca y corbata roja, escucha música y se apoya de la barra central como si el mero hecho de mantenerse de pié, supusiese un esfuerzo titánico que agotara toda su vitalidad. Le dice hola con su manito, a una señora que aprovecha el tiempo del trayecto para cerrar los ojos y poder dormir un poco más. Le dice a su mama que no se preocupe, que está bien, que le gusta viajar en metro y que cuando salgan de ver a su amigo Pedro, quiere un pastel de chocolate y vainilla.

Algo llama su atención y me mira, clavando sus ojos azules en los míos y sin dejar de reír, me dice hola, le respondo con el mismo entusiasmo y sorprendido por mi reacción, comienza a regalar carcajadas a todo el vagón, tanto es así que está logrando que algunos de las presencias grises del mismo, comienzen a cambiar la expresión de su cara y esbocen una ligera risa. Le digo que me llamo Alberto y me responde que se llama Ilya, le digo que es un nombre muy bonito y todo seguro me contesta que lo sabe y vuelve a echarse a reír. Me pregunta que por qué pinto en el libro, que su profesora no le deja pintar en los suyos, yo le digo que no estoy pintando, sino dibujando una línea en las frases que más me gustan del libro. Me escucha ensemismado mientras su madre observa cauta y atenta nuestra conversación. "¿Y por qué?", dice nada más terminar yo, "pues porque así recuerdo mejor las palabras y cuando quiera volver a leerlas, sé donde están.".  "Mi profe no me deja pintar en los libros", me dice, "el otro día pinté un balón de futbol y un coche y me castigo, se lo dijo a mi mama, ¿verdad que sí mami?", dice con su vocecita. "Me gusta mucho pintar, hoy he pintado una estrella, porque mi mama se encontró una estrella en casa, ¿la quieres?", "bueno", le respondo, "si tú no la quieres y a tu mamá no le importa que me la regales, me gustará mucho tener esea estrella." Entonces mete su mano en el bolsillo delantero de su chaqueta roja y saca la estrella, que deja en mi mano mientras no deja de reírse. "Muchas gracias" y levanto la mano para que me choque los cinco, lo cual hace todo ilusionado.

El metro se detiene, Ilya y su madre han llegado a su parada, se despide de mí no sin antes contarme que tengo que cuidar de la estrella que me ha dado, pues se ha caido del cielo y está sola, buscando a su amigas, las demás estrellas. Le digo que no se preocupe, que a la noche, cuando el cielo esté lleno de otras estrellas como esa, la lanzaré muy fuerte para que vuelva a su casa. Y mientras su madre se las ve y desea para salir del vagón con la silla de ruedas donde él está sentado, se vuelve a reír.

Nos ponemos de nuevo en marcha, pero ahora en el vagón hay un vacío inmenso, como si de golpe alguien hubiese apagado la luz y todo quedara cubierto por la penumbra. Miro la estrella que me ha regalado, no puedo evitar sonreir. Y me sorprendo como un mocoso de ocho años y en silla de ruedas ha llenado de vitalidad y energía todo una cabina de metro. Él solito, a las nueve de la mañana.

 
by ToTe
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