Mira el espejo y dime qué ves. Lo sé, se trata de un peligroso juego, quizás no te guste la imagen allí reflejada, pero no dices que eres valiente. Hazlo, detente por un momento y en un acto de máxima sinceridad contigo mismo di a tu alma, di a ti mismo lo que sientes.
Pobres diablos, vampiros de sentimientos, tú y yo somos vagabundos de gente, mendigos de cariño y farsantes del silencio. Siempre ansiosos de cambio, necesitados de perder de vista cualquier lazo de compromiso. Qué palabra ésta, compromiso, embarazosa para quienes han hecho de su religión la muda constante, la huida eterna. Lo sé, lo sabemos los dos, somos conscientes de que para dos almas errantes como las nuestras es imposible echar raíces.
Como vampiros de deseos que somos sólo necesitamos para sobrevivir victimas que se desnuden temporalmente ante nosotros, que nada escondan y que nos permitan beber de ellas todo su calor interno. Parásitos del alma, eso es lo que somos, no-muertos en busca de calor ajeno por haber perdido tiempo atrás el propio corazón.
¿Dices qué miento?, maldito fariseo embustero, acusarme de tal cosa. No es monotonía de nuestra vida el viajar sin parar, el saber que nuestro hogar está en algún lugar desconocido y lejano, pero que a ningún paraje podemos llamar casa. Y al igual que usamos ciudades lo hacemos con todo lo demás. Con cada una de las personas que tienen la desgracia de caer en nuestra línea de vida. ¿Recuerdas la historia de siempre?
Primero llegan los momentos del silencio. Este es el instante de presumir de la felicidad que encontramos en perdernos en rincones oscuros y solitarios. Gritamos al mundo entero que no necesitamos nada ni nadie. Nos ponemos
Al final, llega la muerte. Igual que llegamos nos vamos. Nada dejemos atrás, no permitimos que ningún peso abarrote nuestros ligeros fardos de viaje, porque ambos sabemos que el siguiente punto en nuestro destino, es también temporal, como los que nos precedieron y los que nos quedan por ver. Atrás dejamos silencio, oscuridad acallada de tristeza, reguero de victimas que nos recuerdan e ignoramos porque no podemos permitir que nos hagan daño. Pero somos conscientes también, de que a cada nuevo paso, una pequeña muesca se marca de nuevo en nuestro corazón, y por eso, en noches algunas noches de vino y melancolía, lloramos por dentro en honor a todos los amores que perdimos.
Miraos al espejo y antes de juzgar si yo y mi reflejo somos culpables, deciros si también vosotros no sois viajeros errantes….
2 comments:
Nada puedo expresar mejor ante el compromiso, las distancias, las vivencias, los encuentros y desencuentros, el reflejo de mi propio espejo y de lo que me gustaría que este reflejase que la siguiente canción:
SIN FRONTERAS
Vivo entre Alcobendas y el mundo
Vivo como un trotamundos
andando por el jardín.
Vivo en la línea fronteriza
Que limita el infinito
Con lo que me encuentro aquí.
HUYO SIN QUERER HUIR
A UN SITIO LEJOS DE AQUÍ
POIENDO EXCUSAS EN VANO
VIVO QUERIENDO VIVIR
AUPADA EN ZANCOS POR SI
CRECEN AQUÍ LOS ENANOS
Y SE QUIEREN SUBIR
QUE EL MUNDO ES MUNDO POR ALGO
QUE LAS FRONTERAS SON CHARCOS
QUE HAY QUE APRENDER A PISAR
QUE LA IDENTIDAD ES PROPIA
LAS DIFERENCIAS SON OTRAS
Y LOS PREJUICIOS UN MAL.
Vivo investigando por donde
Comenzar a pisar fuerte
Sin miedo a poder caer
Vivo sin querer los pasaportes
Que den poquitos derechos
Y sí mucho que deber
HUYO SIN QUERER HUIR...
Vivo queriendo no estar tan ciega
Ver más haya de mi vista
Para poder opinar
Vivo queriendo más coherencia
Pensando que lo que cuentan libre de intereses está
HUYO SIN QUERER HUIR...
(canción escrita en el 2004 por Elena Benito Cases)
Un saludo. Elena
Gracias por la canción Elena. Me gusta eso de que las fronteras son charcos que hay que aprender a pisar...
Y gracias por seguir entrando en este blog.
Post a Comment