Para un escritor de un rincón barrido, esperando que encuentre las musas que parecen serle esquivas. Recuerdo que cuando lo leíste te gustó, espero te sirva como me sirvió a mi para empezar a escribir de nuevo.
La flor más bonita del jardín no tiene porque ser la más vistosa, algunas veces, la más fea esconde la belleza del regalo, de la ilusión, de ser la elegida para llenarla de sonrisas; entonces, la flor más fea se convierte, aunque sea flor de papel, en rosal de rosas rojas que no puedes dejar de mirar.
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