Recuerdas cuando querías hablar y alguien te escuchó, cuando necesitabas reír y alguien lo hizo posible. Recuerdas el día que buscabas un abrazo, una simple caricia y te fue dada sin contrapartidas, ni exigencias de devolución.
Recuerdas cuando no dejabas de correr para escapar de la soledad y encontraste un descanso, mientras mirabas a lo lejos, consciente, de que nunca llegarás a la meta. Recuerdas cuanto necesitabas gritar que estabas vivo para que alguien te oyese y solamente una persona se paro a oír tu llanto.
Si no lo recuerdas, ¡qué pronto lo has olvidado!; con que rapidez has borrado de tu memoria la atención, la risa, el abrazo y el soporte de quien nunca te dejó. Sin embargo, sé que volverás a recordar, y también que regresarás para volver a necesitar que alguien este ahí una vez más. Pero entonces seré yo quién empiece a olvidar, porque no estoy dispuesto a volver a empezar.
1 comment:
Y que lo digas Oso, y que lo digas...
Un fuerte abrazo.
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