Sunday, May 23, 2010

Palabras y canciones

El reloj no detiene sus manecillas ante nada ni ante nadie, con su lento pero incansable tic tac nos arroja hacia adelante, querámoslo o no. Vanas son las luchas por mantenerse en arcadias pasadas, volver a Comala, "el lugar donde has sido feliz no deberías tratar de volver."

No quiero anclar mi barco en la calle melancolía, pero estoy sin rumbo, perdido. Mi rosa de los vientos no encuentra Zefiro que la anime. Soy el capitán de un barco " enloquecido, que viene de la noche y va a ninguna parte, así mis pies desciende la cuesta del olvido, fatigados de tanto andar sin encontrarte." ¿Cuánto tiempo más viviendo en la calle número 7?

Las palabras que sonaron tan ciertas, tan bellas,tan cálidas se convirtieron en puñales que hieren aquello que no puede sangrar. ¿Qué hubo de los miles de besos y caricias, de los sueños y las promesas, del tú y yo cuando significaba un nosotros? La naturaleza incluso se rebela y convierte tu aroma en el más fuerte de los recuerdos que quiero olvidar.El amor es un engaño. Siento más reales ahora, en el recuerdo, tus cabellos sobre mi mano y mi pecho; oigo ahora más fuerte que nunca, el latido de tu corazón; veo más nítidos el color de tus ojos en los cuales hallaba mi reflejo ahora ya perdido; incluso la flor de vainilla de tu cuerpo sigue volviendo loco mi labios. Soy el pobre que te sigue besando en los sueños pensando que al despertar, serán los tuyos los que me den el sabor salado de tu sexo. Sin embargo, lo peor de todo, no es amarte en recuerdos, es haberte amado y seguirte amando en la falsa realidad de las ilusiones de mi mente enloquecida. No haberte sentido nunca.

En la generosidad sin medida, hallarás la frialdad correspondida. Y las miles de copas con brindis, se llenan de mentiras que no aguantan más allá de la resaca del domingo siguiente. El líquido de esos vasos son las burbujas de la indiferencia, mezcladas con el hielo de la distancia y el alcohol de los embustes creídos. Quisiera uno, muchas veces, que las largas noches de borrachera no acabaran nunca, para poder por lo menos, seguir juntos en la falsedad de la certeza que el alcohol nos regala. ¡Qué fácil resultó romper los abrazos, escupir sobre las promesas y limpiarse las tristezas soportadas cuando encontramos lo que buscamos! La lealtad se llena de piropos hasta que podemos sustituirla por lo que realmente buscábamos. Alguien me decía que la amistad es la sala de espera, donde se construyen falsos lazos por la incertidumbre de quedarnos solos; sin embargo, una vez que la enfermera deseada nos da el diagnostico esperado y nos lleva a su camilla, ¡que les zurzan a los que nos dejaron sus hombros para llorar la espera o consolar la antigua pérdida!

Mi mapa tiene las coordenadas equivocadas, porque más que intento ir hacia delante, no consigo más que dar vueltas en círculo, volviendo siempre una y otra vez a la línea de salida. Amor y sexo, norte y sur, amistad y lealtad, este y oeste. Sin nadie que me acompañe por esos caminos.

Dicen que treinta años no son nada, es cierto, lo malo es que la nada haya sido durante treinta años. Y mientras me grita el sabio "Yo no me arropo con el pasado", yo miro hacia adelante y me encuentro desnudo y temblando de miedo, pues únicamente veo una compañía. La misma que comparten los que se han quedado tirados, abandonados y usados.

2 comments:

Unknown said...

Ya sabes de mi predilección por Calle melancolía del Poeta Sabina, sin embargo, hay algo que olvidó decir en su canción: "vivo en el número siete calle melancolía, quiero mudarme hace años al barrio de la alegría, pero siempre que lo intento ha salido ya el tranvía". Sí, es cierto, puede que el tranvía haya salido y que caminar el desierto que supone pasar de la melancolía a la alegría pueda parecer un auténtico suicidio, sin embargo, no hay mayor suicidio que no intentar salir de la melancolía. Ya lo sabes, vida sólo hay una, hay que echarse a la espalda los problemas y arrancar a caminar por entre las calles para alcanzar la alegría. Nunca se sabe, puede que durante el trayecto encontremos más paradas y no sólo de tranvía.

Estoy escuchando la canción por tercera vez y cada vez tengo más claro que, como dije en su día, el camino más largo empieza siempre con sólo paso y de melancolía a alegría ese primer paso es el más difícil de dar.

Más no podemos hablar sobre este tema, porque sería darle vueltas al mismo asunto. El movimiento se demuestra andando.

Levántate y anda.

Alberto Fernández said...

Comparto tus palabras y creo que son realmente un consejo valioso y sabio. Esta entrada significa mucho para mi, como ya sabes, ya no por la temática, sino por otros motivos.

Además, siendo sincero, sabía que entre tanta melancolía, aportarías tu granito de energía, ímpetu y lucha; con lo cual mis pocos lectores creo que pueden disfrutar de un post realmente completo.

Gracias por tu comentario y por leer tan atentamente mis locuras :D

Un abrazo desde Madrid.

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