Observaba el ir y venir del tiempo. Sentado, siempre sentado. En su cabaza la sensación de que algo se le escapaba entre las manos y no era capaz de retenerlo. Ciertos pensamientos se le agolpaban y le golpeaban, derrotándole, obligándole a tenderse y quedarse siempre quieto. E inmóvil, paralizado por el sufrimiento, veía pasar la vida por delante de sus tristes ojos. Hasta que algo ocurrió.
Se levantó. Miró a su alrrededor, respiró profundo, cerró los ojos y sin importar nada más empezó a correr....
1 comment:
¡Gracias, gracias de corazón! Me ha encantado que hayas continuado lo que por una vez, eran unos puntos suspensivos que te invitaban direcamente.
Esta entradita será pasada a mano a esa libretita azul ;)
Post a Comment