Sunday, April 10, 2011

Partida y regreso.

Le vieron marchar con pocas cosas a su espalda. Atrás dejaba un reguero de emociones y miles de horas compartidas en todas las formas posibles: charlas, risas, fotos, cuentos, reflexiones, etc. Todos los que tuvieron la suerte de visitar su pequeño Rincón, conocieron su amabilidad, su inmensa fuerza y vitalidad, su infinita capacidad para superar fronteras y sobre todo, su deseo de comunicar.

Cuando, como digo, le vieron partir, todos sintieron un pequeño hueco, un vacio que se instaló de pronto en cada uno de ellos. Empezaron a ser conscientes de lo mucho que iban a extrañarlo y, un diminuto sentimiento de morriña se mudó a los corazones de los que durante años, vivieron con él, compartieron junto a él su Rincón.

Pasado el tiempo, algunos le olvidaron, otros desconocían quién era pues solo le conocían de oidas y por sus múltiples nombres: el loco, el niño que saltaba, oso, el extraño, el fotógrafo, el corredor de la sonrisa eterna. Mas, unos pocos, guardaron la llama de la esperanza y el recuerdo de su pequeño espacio. Desconocían si iba a volver, eso era lo de menos, porque eran conscientes que había partido para recorrer otros maravillosos senderos y que si el destino decidía volver a ponerlo de nuevo en su Rincón, volverían a visitarle con una sonrisa en sus rostros y las mismas ganas de oir todo lo que deseara contarles.

Y de repente ocurrió....

1 comment:

Alberto Fernández said...

No creo que te suene raro o extraño cuando te diga que comprendo perfectamente tus palabras ;)

Un abrazo y gracias por tu post it.

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