Un filósofo del siglo XXI, amigo mío, me descubrió las señales que el Universo nos deja en todos lados. A mí, hoy el Universo me dejó un violín. Eran las doce de la mañana y me lo encontré en mi salón. Luego, salí a la calle y allí estaba, sobre el hombro de un anciano sentado a la salida de la estación de Arguelles. Apoyada su mentonera con dulzura sobre el hombro de un abrigo degastado por el tiempo, roído por el uso y la suciedad. Acaricaido por el arco y unas manos encallecidas, arrugadas que a duras penas lograban sacar una nota.
En el suelo un pentagrama y una funda llorando, implorando unas monedas. Los viandantes no le miraban, le ignoraban y se quejaban de lo mal que tocaba. Yo vi sus ojos, miré el violín, y sentí la música. Les juro que la oí. Note sus acordes, sus agudos y graves, los falsetes del arco sobre las cuerdas, la dulzura de la armonía.
Podrán creerme o no, pero hoy el Universo me regaló un violín.
1 comment:
He tenido otro regalo en forma de correo... ;)
Un abrazo genio.
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