Miro hacia delante y quiero tocar la meta que nunca llega,
deshacerme de las mil cadenas que me ahogan,
que impiden que salte como un niño,
romper los mil hierros fríos que lastran mis sonrisas.
Te tengo delante y quiero hablarte,
susurrarte cerquita del oído que te deseo;
quiero quitarme las mil costuras que sellan mis labios,
arrancarme cada una de ellas y
que las cicatrices que dejen marquen mi cara,
pero fijen tus labios en mi alma.
Rozas tu cuerpo contra mis manos ansiosas,
mas no puedo sentir la que imagino,
es tu caliente y suave piel,
lloro por las llagas de mis dedos,
cuando en el rosal abracé las espinas
de las flores que te di,
cuyos pétalos rojos perdidos en el rincón barrido,
has olvidado.
Y bajo tus besos llueve en mi vida,
mientras canto mudo al viento,
eres mi vida y mi muerte,
no debía de quererte,
no debía de quererte,
y sin embargo...
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