Sigue la espina todavía clavada muy hondo en mi ser. El dolor que me provoca quitarla es más fuerte que dejarla incrustada donde está, mas no puedo seguir llorando sangre por ti. Te amo y la única forma para no hacerlo es arrancarla de golpe, mas cada centímetro que sigue dentro me recuerda a ti. ¿Cómo quitarte de mi mente cuando agarras tan fuerte mi corazón?
El día que lo consiga, moriré como lo hacen los enfermos de amor: seco, triste y libre. Pero muerto. Mientras tanto, te sigo amando como la primera vez, aquella en la que con todas tus fuerzas pusiste tu espina dentro de mi; te sigo amando a pesar del dolor que me provoca quitarla de donde la has dejado.
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