Dentro de pocas horas se cumplirá una semana en el que aquí les escribe fué asaltado, agredido y robabo por unos desconocidos. El botín sustraído no alcanza a una mochila con dos libros, una bandera de españa regalada por ABC y un mp3 de 126 megas regalado por mi hermana. El daño físico puede describirse como una grave contunsión en el pómulo derecho, acompañado de una inflamación de ambos párpados del ojo derecho debido al sangrado, rotura inferior del labio derecho, rasguños y hematomas en cabeza, cuello y antebrazo izquierdo.
Hablo de daño físico, porque también hubo un daño psíquico en el cual el miedo y el pánico me asaltaron durante un tiempo, sobre todo después de haber recuperado el conocimiento después de la agresión. Al final esos sentimientos dieron paso a una sensación de impotencia y rabia.
El tiempo lo cura todo y la cara va mucho mejor a pesar de no tener aún el alta médica y estar presentes aún a forma de recordatorio, las cicatrices y hematomas del suceso. Las heridas del alma cuesta más cerrarlas. Si bien es cierto que el miedo y el pánico fueron aplacados con el primer abrazo (lamento las manchas en la camisa que tanto me gusta David), la impotencia y rabia se curan despacio.
Y ello porque uno piensa (es lo que tiene "la segunda cabeza, la que piensa") y me he dado cuenta de que no guardo rencor o ira a mis agresores de forma directa. No es que uno sea un santo capacitado con el perdón eterno, porque no es así. No les tengo rencor por mis heridas o mi dolor, sino por todo el dolor que a mi alrrededor han levantado.
Aunque en un principio pueda parecer que uno no puede sacar nada positivo de una expericiencia así, yo no quiero terminar esta carta abierta sin hacer ese ejercicio. Y lo mejor de todo es que sí he logrado obtener cosas positivas. La situación vivida me ha permitido reafirmar que los pilares básicos que sustentan mi vida están ahí: familia y amistad. Y mientras esas columnas no fallen, no hay nada ni nadie capaz de herirme de verdad.
A mi familia: mi padre, mi madre, mi hermana y mi sobrino. A David, y a mis amigos. ¡GRACIAS!
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Y mantiene otras en su sitio de forma leal y firme.
Un abrazo.
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