Voy hablarles de un libro y mientras lo hago contaré también la historia de un perro maltratado, de un animal que pegado y humillado es incapaz de salir adelante, que vencido y atemorizado por sus agresores se ve envuelto en un estado de ánimo tal que no puede tomar venganza, ni siquiera de seguir adelante. Voy hablarles al fin y al cabo de una desgracia.
Porque así es como se llama una novela de John Maxwell Coetzee, “Desgracia”. Su argumento sencillo no debe equivocarnos, esconde debajo de una sencillez estilística una profundidad temática digna de un premio Nobel; incluso lo reducido de su tamaño (dependiendo de las ediciones, en DEBOLSILLO ronda las 270 páginas) aumenta el valor del trabajo realizado, pues pocas veces puede contarse tanto en tan pocas páginas.
El argumento puede resumirse en el devenir de un profesor de literatura, David Lurie, a medida que va percatándose que la vejez se ha instalado ya en su vida y el mundo que le rodea no es el que el pensaba que era. Sucesivos acontecimientos que pueden ser etiquetados de desgracias le llevan de Cuidad del Cabo a un pueblo en el interior de la Sudáfrica post-apartheid, donde las convenciones sociales de la gran ciudad no valen nada y debe acostumbrarse a las nuevas normas. Convive allí con su hija y las desgracias siguen haciendo acto de presencia.
Esta simplicidad argumental esconde temas tan hondos como las relaciones paterno-filiales; el racismo; el machismo; el sentido de la vida; el orgullo; la venganza; el sentido de la justicia, la frustración, el abatimiento… y como no, las oportunidades de cambio tan importantes que nos ofrece toda crisis y que algunas veces somos incapaces de ver o percibir: “Una visita, una visitación: un nuevo arranque, un nuevo punto de partida.”
Si lo leen, espero que lo disfruten.
No comments:
Post a Comment