Cierto rincón con un gran tesoro

Leo que cumple dos años un lugar muy particular y especial. Déjenme que les cuente cosas sobre ese rincón.
Para empezar tiene la característica de que no tiene una existencia física, es decir, uno no puede coger cualquier transporte a pasar el día, sin embargo, muchos disfrutan casi todos los días unos minutos dejándose caer por allí, ¿cómo es posible?, bueno la explicación es algo complicada y tiene que ver con una cosa llamada Internet, fibra óptica, ceros y unos y algo de ciencia ficción si queremos. Sin embargo, eso no es lo más sorprendente, lo que de verdad llama la atención es que a pesar de lo complicado que puede parecer a primera vista llegar a él, es tan fácil como teclear su dirección web o buscar en cualquier buscador y daremos con ese espacio virtual tan real. De golpe nos encontramos al igual que Alicia entrando por la puerta pequeña de nuestra pantalla a todo un mundo maravilloso.
Soy consciente de que lo que he contado tampoco hace tan especial ese rincón, pues muchos avispados dirán que existen por millones actualmente en todo el mundo. Totalmente de acuerdo. Pero como escribí al principio, voy a contarles cosas sobre ese rincón y verán que si es algo que merece la pena visitar. Y hablo de cosas porque de pequeñas cosas, de pequeños trozos de realidad cotidiana es de lo que está lleno ese mágico lugar. Cositas tan importantes como el sacrificio, el trabajo, la sonrisa, la amistad, el amor, la ilusión, la esperanza, la melancolía, etc. están presentes. Hablo por tanto, como ya habrán sospechado de algo que se compone de pequeñas cositas importantes y que llamamos VIDA. Por fin hemos descubierto el Dorado. Porque de VIDA es de lo que está lleno por todos los poros ese espacio, de ganas de vivir, de crecer, de seguir avanzando, de mirar el futuro con una sonrisa en la cara no carente de cierta picardía.
Ahora cumple dos años y como es evidentemente, las felicitaciones llegan y su autor no para de agradecer el tiempo y la dedicación que sus lectores le profesan. Sin embargo, no creo confundirme mucho si afirmo que los que tenemos que agradecer algo somos nosotros, sus lectores, por permitirnos acompañarle en esta maravillosa travesía que es el vivir y dejarnos siempre al acabar de leer sus entradas, con una sonrisa, un sentimiento, un pequeño empujón de ganas de vivir. Así que hoy, este lector te da las GRACIAS.