Saturday, June 24, 2006

Noche de San Juan

La noche de San Juan tiene algo mágico, misterioso, encantador. A la noche, frente al fuego, viendo como invencible asciende en miles de llamas, observando como la madera se convierte en ascuas y luego en cenizas, frente al mar y cubierto de estrellas, dejar volar los miedos y las preocupaciones supone un momento de purificación, y ese es el objetivo del sagrado fuego de la noche más corta del año.
Se acaba un ciclo en mi vida, ya no soy estudiante de universidad, se ha acabado la seguridad monótona y aburrida que me permitía no preocuparme por lo que hacer en pocos meses, era sencillo, simplemente volver del verano y estar de nuevo con mis compañeros de clases, reír, pasar buenos ratos con ellos, y malos por supuesto. Escuchar aburrido a los profesores, otras veces admirado, debatir, salir, gritar, enfadarnos, reconciliarnos, estar juntos, separados, etc.
Ahora delante la incertidumbre, el futuro, la nada y el todo, pues esa es la grandeza de emprender nuevos caminos, nuevos ciclos. Tengo ante mí todo un maravilloso sendero en el cual puedo elegir, dentro de unos límites, el futuro que deseo. ¿No es eso fantástico? Pues si les digo la verdad, estoy totalmente asustado, tengo un miedo horrible.
Soy en estos instantes como un globo con muchos saquillos de arena que le impiden volar muy alto, cerca de las nubes. En un saquillo tengo a mis amigos de Coruña, estoy harto de ver como no puedo estar a su lado y disfrutar de su compañía más tiempo. Mi vida en este aspecto se ha caracterizado por la regla de los 2 + 1. El placer de la compañía de mis amistades se ve limitado a dos años o en el mejor de los casos a uno más. Desde pequeño siempre la misma historia, el mismo cuento. Dos años, dos años, dos años más uno. Y lo peor de todo es que me dejo la piel para nada, y nunca aprendo.
En otro saquillo tengo a mis compañeros de gimnasio. Son encantadores, no sé como explicar lo buena gente que son, lo grato de estar con ellos, lo divertidos y sanos. Con ellos hacer deporte es un auténtico placer y no un sufrimiento.
Mi niña, como olvidarme de mi niña. El tercer saquito son mis dulces ojos negros de mujer morena, carne ardiente. Esa mujer pasional, esa alma incombustible, ese olor imborrable, esos besos embaucadores. Y aunque no te tengo como quisiera tenerte, sé que la distancia supone ya definitivamente perderte.
Maldita ciudad con mar, que me has hecho para que una alma viajera te miré y dude en marcharse. Ver tu paisaje de olas rompiendo en las playas, esa torre erguida y orgullosa, ese olor a salitre marino en una noche de primavera, esas niñas guapas. Coruña hechicera, rompe tu encantamiento, este pobre viajero quiere poder macharse y tú no lo dejas.
Muchos pesos, y demasiado miedo. ¿Qué tengo por delante? Lo que puedo ser. ¿Qué dejo atrás? Lo que soy.
Noche de San Juan. Una hoguera se apaga poco a poco, las fuertes y valientes llamas chispean por seguir vivas, las ascuas pierden su brillo lentamente, despacio. El calor de la hoguera se desvanece y el viento trae, junto con el rumor de las olas, un olor lejano, extraño y nuevo. El fuego se apaga, el ciclo termina. Y yo mientras, aquí sentado, sigo tiritando del miedo.

2 comments:

Anonymous said...

Pues lo bonito de todo esto es tener miedo. Con el miedo, pese a lo que pueda parecer, se llega a todas partes.
Si no tienes miedo hacia algo es que no te importa, que no te interesa, que no te merece la pena ni siquiera dedicarle un minuto de tu miedo.
El miedo hace que tirites, que tiembles, pero que finalmente te ilusiones por tus sueños como un constante reto que hay que superar, pero que al verlo superado te veas más grande y sobre todo te sientas mayor, cada vez más mayor.
Pese a lo que dicen muchas personas, la madurez, que al fin y al cabo todo se resume en eso, no es envejecer, sino conocerte a ti mismo y las posibilidades propias que te harán cada día más feliz.
No pierdas el miedo, que te sirva para volar, ya sea por encima de la arena, por encima del fuego, o por encima de tus propios sentimientos.
Gracias por tu confianza en mi voz y mis canciones sin siquiera conocerla. Si vienes por Madrid avisa a Oso y preparo un concierto.Elena

Alberto Fernández said...

Gracias Elena por el ánimo. Muchas veces lo que nos hace débiles también puede ayudarnos. Tomaré buen consejo de tus palabras.
Sobra decir que estaría encantado de ir uno de tus conciertor, jejejejejejeje. Ahora sólo queda que Oso tenga la amabilidad de querrer acompañarnos. Sólo espero que no pase mucho tiempo para poder hacerlo.
Un saludo desde A Coruña y gracias de nuevo por esa perlita que acabo de encontrar entre las arenas de la playa donde estoy sentado. Un abrazo.

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