Saturday, August 28, 2010

Este que soy yo

Este que soy yo,
del cual poco conozco,
no para de buscarse,
no para de internarse
en las borrosas aguas
de mi yo.

La duda existencial de mi duda,
no es sobre el ente,
sino sobre la esencia;
reconozce al cuerpo que le
cobija,
pero ignora al alma que le
domina.

Este que soy yo,
abre caminos para encontrarse,
mas no porta luz alguna
para hallar la meta anhelada.

Este que soy yo,
es una interrogación en cada frase,
el filósofo insatisfecho que nunca logra
una respuesta darse.

Este que soy yo,
no sabe que yo es,
más le gustaría algún día hallarse,
para poder decirse, decirte,
al fin: ¡lo he encontrado!,
ya tengo al YO que por los caminos buscaba.

Wednesday, August 11, 2010

Un árbol en el camino

Le llamarón loco, no entendían por qué lo hacía, sus motivos se les escapaban porque para ellos el esfuerzo y la dedicación que el reto implicaba excededían lo normal. Sin embargo, él era de todo menos normal. No significa esto que fuese más listo o más fuerte que cualquiera de nosotros, sino que la llama que arde en su interior era diferente. Hablo de ese gusanillo que todos tenemos dentro y que algunos optan por ocultar y no oír y, sin embargo, otros prestan atención.

Él es de los que se bajan y mueven el árbol que entorpeze el camino. Un simple niño, pero con más alma que muchos hombres adultos. Yo conozco a un adulto así, con una autentica alma de niño. Él también movió el árbol que le impedia seguir avanzando. Por eso, desde este blog, quiero felicitarle y agradecer su valiosa lección.
 

Tuesday, August 03, 2010

Un bolso, un libro y las jugadas graciosas del destino

Ya saben que hace ya casi dos meses sufrí un percance del que salí airoso si exceptuamos los morados y hematomas y la pérdida de una mochila. Sin embargo, aparte del mal trago que supuso para mí y mis seres queridos el percance, ayer me dí cuenta de que el destino es muy puñetero. Tiene esas pequeñas gracias que si uno sabe valorarlas en su justa medida, incluso pueden que nos den risa.

Entre las pertenencias que contenía el bolso, se encontraban un pequeño repoductor mp3 de 126 mb, un libro sobre redes complejas y sistemas sociales. Lo más gracioso, sin embargo, y aquí el destino mete sus jocosa baza, también portaba mi libro de Daniel Goleman, titulado "Inteligencia Emocional", donde el autor desarrolla su visión sobre un concepto tan en boga como la  "inteligencia emocional".

Sería demasiado pedir que los delincuentes acabasen leyendo el libro y aprendiendo de él, el daño que causan a si mismos y a los demas con sus actos. Ya digo, sería demasiado pedir, pero nunca se sabe. Ya que el destino es así de juguetón, no pierdo la esperanza.
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