Al son del violín no se cuánto más podré aguantar sin volverme loco y dejarme llevar por su melodioso compás.
Al son del violín no se cuánto más podré soportar el silencio que ensordece mis oídos, el daño que me provocan tus mudas palabras.
Con sus dulces notas invandiendo mi cuerpo, no sé cuánto más podré ya soportar,
el mirarte con los ojos ciegos, con la mirada del que te ve y no puede evitar mirar más allá.
Sobre las cuerdas de ese violín que nos acompaña, juegan haciendo equilibrios mi alma con mi cordura, una de ellas caerá y se determinará el final.
Al son del violín, muerta ya la cordura y atormentada por ello mi alma, puedo por fin confesar el pecado que me envilece y tortura, puedo al fin oirte y mirarte de verdad, puedo al fin en el pentagrama marcar la última nota de este tocar, puedo por fin... puedo...
1 comment:
Me alegro que la música de Rachmaninoff, en manos de ese genio al violín que es Perlman, te ha ya servido para disfrutar de un buen día.
Gracias por tu post it. Un saludo desde Madrid.
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