¡Vamos, no me digas que no!
sólo quiero besarte,
recorrer tu dulce cuerpo,
probar las frutas prohibidas
del paraiso de Eva.
¡Eso es, mi graciosa niña!
escuha el ritmo y déjate llevar,
baila hasta el amanecer,
baila hasta sol queme
nuestros cuerpos.
Que el diablo venga a buscarnos,
nos lleve a su casa,
y una vez allí,
entrar por la puerta grande
del paraiso prohibido,
probar la manzana,
en tus frescos labios.
¡Eso es, mi graciosa niña!
escuha el ritmo y déjate llevar,
baila hasta el amanecer,
baila hasta sol queme
nuestros cuerpos.
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