La ventana se llena de gotitas de agua pequeñitas, gotas de lluvia descarriadas en su caminar hacia el suelo que se pierden por un momento delante mía. El frío se asoma a lo lejos, desafiante y altivo, amenazando con su gélido tacto todo aquello que se atreva a entrometerse en su avance. Las hojas se desmoronan desde las alturas en un vuelo lento y gracioso, llevadas por un viento que las mece y las transporta al mismo tiempo.
Los días han perdido luz y han ganado marrones y ocres, tonalidades de tierra y agua, colores que transmiten la tranquilidad después de la explosión del verano. Es momento de pasear en alfombras de hojas marchitas y sentir las primeras notas de frío, jugar con el vaho al respirar, pisar los charcos del camino como niños, tomar café leyendo poemas y viendo correr sombras por culpa de la lluvia.
El otoño ha llegado…
1 comment:
y lo bien!!!! ;)
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