Quiero que imagines que eres un escritor, un buen escritor. Que estás a punto de comenzar la historia que llevas tiempo deseando narrar. ¿Por dónde empezar? Bueno, no existe un remedio mágico, pero si pequeños trucos que ayudan a vencer lo más difícil, manchar la página en blanco.
Yo comenzaría por dejar claro qué es aquello que quieres contar, que definas en unas pocas líneas lo que con tus palabras escritas quieres hacer llegar al lector, no hablo de la temática, sino la esencia. Por ejemplo, tu intención es relatar una historia de superación y animar a la gente que la lea, a que haga lo mismo. Una vez que tengas claro esa parte, debes elegir los vestidos con los cuales vas a adornar el cuerpo central de tu relato. Aquí es donde decides que sea un drama, una novela policíaca, de ciencia ficción, fantasía, aventuras, de viaje, etc.
Luego viene para mí el momento de definir, por lo menos, al personaje central y dotarle de una personalidad acorde. No es tarea fácil, porque hacer pasar por real un ente inventado supone ser capaz de ponerse en la piel de ese personaje inventado, se trata al fin y al cabo de pensar, sentir y actuar como lo haría el personaje y no uno mismo. Ir perfilando poco a poco, como un escultor a base de cincelar el mármol, hasta obtener la figura buscada.
A medida que tenemos el personaje central más o menos definido, debemos ir creando para él un ambiente donde interactuar y también, otros personajes con los cuales relacionarse. No se trata solo de describir en mayor o menor detalle, los lugares y seres con los que se encuentra y forman parte del relato, sino darles una motivación y una explicación. Suele ser útil cuando uno está en esta parte del proceso creativo, hacerse preguntas del tipo ¿por qué el personaje se encuentra en ese lugar determinado?, ¿es lógico que se encuentre ahí?, ¿el ambiente aporta algo importante a la definición de los personajes o simplemente se trata de un escenario neutro? . Para el resto de protagonistas de la historia, dar respuesta a cuestiones como ¿se conocen?, ¿por qué se conocen?, ¿cuál es su relación?, ¿que les une o separa?, etc.
El paso siguiente es elaborar una trama básica que una todo lo descrito anteriormente de una forma coherente, bajo una temporalidad determinada que ayude a dar fondo y sentido a lo narrado. Y por supuesto, elegir el punto de vista del narrador, es decir, determinar quién va a contar la historia.
Estos pequeños y sencillos pasos son el inicio de todo el proceso que supone escribir una historia, pero tienen un potencial increíble si se usan de manera adecuada. Tanto es así, que podemos usarlos para contar la historia de nuestra propia vida. Al fin y al cabo, nosotros somos parte de una historia, nuestra historia, que escribimos día a día.
¿Estás contando la historia que realmente quieres vivir? Esa es la pregunta que uno debería poder contestar cuanto antes. Porque nos guste o no, nosotros somos los escritores y nosotros decidimos hacia donde vamos, con matices por supuesto, pues está claro que existe un componente de destino y aleatoridad que en una novela no se encuentran. Sin embargo, sí está en nuestras manos definir nuestra personalidad, nuestros actos, nuestras emociones y sentimientos. Sí es tarea nuestra ver si hay coherencia entre lo que queremos contar y lo que estaos contando, en observar si los actos que decidimos nos alejan o acercan al objetivo que nos hemos propuesto alcanzar.
Si después de leer ésto, al dar respuesta a la pregunta de contar la historia que de verdad quieres protagonizar, es no, a qué esperas para tomar papel y bolígrafo y empezar a escribir los reglones de la vida que quieres narrar. Los trucos de los que te he hablado, te pueden ayudar a comenzar en ese fabuloso propósito. Tú escribes la historia de tu vida.
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