Abrí la ventana e inspiré bien hondo, llené mis pulmones de ese aire fresco y a la vez cálido de la mañana. ¡Qué bello es vivir!
Quizás te preguntes porque te cuento todo esto, la verdad es que ni yo mismo lo sé muy bien, simplemente tenía necesidad de compartirlo contigo. Confesarte que la vida es algo, sea lo que sea, fantástico y maravilloso, tan lleno de posibilidades y experiencias. Es lo más bonito que tienes, que tenemos y no podemos dejarla escapar.
¿El secreto para vivir? Desde luego, no sé si existe algo concreto que pueda servir para ello, pero te diré una cosa, aprovecha las cosas sencillas. Existe auténtica belleza en el caminar sosegado de un anciano y su mirada, en el cariño de tus padres, en un beso de amor, el abrazo de un amigo o la sonrisa pícara de un niño. Existe felicidad en los árboles con sus hojas verdes y marrones en otoño, en el calor que no abrasa y el frío que no
hiela, en el olor de la tierra recién mojada o la imagen reflejada de
los charcos. Vivir es la música que oyes y te llega, las palabras que quieres oír e incluso en aquellas que detestas escuchar, en unos macarrones con carne o una copa de vino, en un simple vaso de agua fresca. En el esfuerzo de aquello que te cuesta e incluso en una amarga lágrima hay vida.
Hay vida incluso en la hoja marrón que lentamente, me acompaña en la caída. No olvides que hay algo que no puedes dejar de hacer, vivirla. Que hay vida incluso en esta carta, a pesar de que te la escriba un suicida.
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