No había forma de encontrarla. La buscaba en todos lados que mi cabeza era capaz de imaginar, en trozos de papel que tenía anotados anteriormente, en documentos escritos en el ordenador, en internet, en una liberta. Pero no aparecía por ningún lado.
Revolví todo el salón buscándola, tenía que estar en algún lugar, así que miré en libros, abrí cajones, zarandeé revistas pensando que estaría oculta en alguna pequeña nota entre sus hojas, sin embargo el resultado era siempre el mismo, nada.
Decidido me senté delante de la pantalla del portátil y comencé a repasar como lo había hecho otras veces. Releyendo, recordando, volviendo a sentir lo que en su momento, aquellas cosas me habían transmitido y durante un instante, pareció que sí, que por fín encontraría lo buscaba. Mas me di cuenta que lo que estaba encontrando no era lo que deseaba, sino una completa sensación de melancolía.
Y justo cuando comenzaba a notar el amargo sabor de la derrota y pensaba que esta vez no iba a poder ser, la vi, sí, estaba delante de mis narices todo ese tiempo y no me había dado cuenta. Al fin tenía la entrada que buscaba para el blog.
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