Mi camino no es fácil ni difícil, es el sendero que debo recorrer. Quizás a algunos les parezca feo y a otros bonito, pero yo soy capaz de encontrar la belleza que esconde y apartar rápidamente la fealdad que oculta. Tiene piedras que duelen cuando se clavan y verdes campos para descansar, tragos amargos de sed y gotas de fresca agua para brindar.
El camino que recorro se extiende entre brillantes días de luz y oscuras noches de soledad, te recibe con calurosas jornadas de sol apabullante y ligeras brisas enviadas por la luna y las estrellas, de compañía cuando se cruza con los demás y sabia soledad cuando escuchas el eco de tus pasos al andar.
El camino me ignora y yo disfruto de él, pues solo se trata de andar, ya que podía haber sido éste u otro en su lugar. Cuando yo pase por su piel, otros antes habrán pasado ya y muchos más lo harán, pero en mi deja su huella y yo dejo en él mi historia, que como todas las historias, serán los demás los que consideren que se debe narrar.
El camino no siente, no rie, no llora, no ama, no duda, ni piensa, ni come, ni se cansa, ni duerme, pero me permite que yo pueda sentir. Mi camino no conoce ni la salida ni la meta, pero sin él no puedo empezar ni terminar. Sin él yo podría existir, pero no podría vivir. Son los éxitos alcanzo y los fracasos que aprendo, las grandes zancadas que corro y los pequeños pasos que doy.
Mi camino es mi potencial, pues lo único que me pide es que no deje de caminar. El camino lo es todo y no es nada...
No comments:
Post a Comment