Sin embargo, esta historia no dejaría de ser una historia más de lucha y éxito, meritosa sin duda, pero que esconde algo más. Y es que George Sampson padece lo que se llama "enfermedad de Scheuermann", una malformación en la vértebra torácica que puede derivar en una curvatura de la espalda y constantes dolores en la zona afectada. Todos le decían que no podía bailar, que debía cuidar su espalda, que dedicarse a la danza agravaría su enfermedad y que acabaría tan curvado como el Jorobado de Notre-Dame.
Pero él estaba dispuesto a correr el riesgo, a vencer el miedo, luchar y sacrificarse cada día con horas y horas de trabajo para poder hacer lo que más le gustaba, lo que le hacía sentirse vivo y feliz: bailar. ¡Qué gran lección!
NO DEJEN QUE NADIE NI NADA LES IMPIDA BAILAR CON LA VIDA Y LO QUE LES GUSTA!!!
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