Llevo desde el sábado intentando asumir el fracaso de lo ocurrido en el 100x24 de Madrid a Segovia por las vías de la Transhumancia, donde me retiré por una pequeña lesión. Fracaso porque no conseguí llegar a meta, ni cumplir la promesa de llegar a Segovia por mi padre. Y lloré, lloré cuando venía de camino a Madrid, al llegar a casa y hablar con mi madre y mi padre, lloré porque me sentía que había traicionado a mis amigos, a mi familia, lloré por no querer aceptar que había caído.
Y hoy, después de mucho pensar he llegado a la conclusión de que no quiero evitar ese sentimiento de derrota personal y así debe ser, quiero decir que la derrota, el perder, el no alcanzar la meta de un camino, es un sabor amargo que no hay que renunciar tampoco a saborear. ¿Me gusta esa sencación? Evidentemente no, me jode, me enfada, me encabrita y me entristece al no poder haber puesto esa foto de mi familia en el acueducto; pero desde el sábado me he dado cuenta de que también forma parte del éxito y el primer paso para ir aprendiendo. E incluso en el fracaso he obtenido grandes lecciones y tesoros que quiero compartir con todos mis lectores:
a) Mi amigo David, que acabó la prueba como un auténtico campeón y pronto publicará en su blog la crónica de su experiencia, me dijo por teléfono: "Mente y cuerpo van juntos...." Y tiene razón, para esta prueba no iba ni mentalmente preparado por el estress, ni físicamente listo por lo mismo. Asumo mi fracaso porque en una prueba anterior, mente y cuerpo estuvieron luchando contra algo más importante. Su ofrecimiento el domingo de ayudarme, a pesar de haber corrido esa distancia, da aún más validez a esa frase, demostrando que mente, cuerpo y corazón van juntos en todos los aspectos de la vida. ¡Gracias David!
b) Mi padre Fidel, que escribió en una carta:
"[...] por moi lexos que un esté doutra persona, os bos desexos e sentimentos, chegan o seu destino sempre.
[...] por muy lejos que uno esté de otra persona, los buenos deseos y sentimientos, llegan a su destino siempre. "
Y así lo probé en la energía que mi familia me hizo llegar, en mi apoyo constante a David y al que muy amablemente y de la forma más desinteresada, mostrarón sus padres, Manuel y Emilia, al preocuparse por mi lesión, cuando tenían a su hijo corriendo la carrera. Esa llamada el sábado a la noche de ambos para preguntar cómo iba y decirme lo genial que iba su campeón, forma parte de mi pequeño cofre de tesoros. ¡Gracias a mi familia! ¡Gracias a Emilia y Manuel!
c) A la crónica que Felipe publicó el viernes, que me emocionó y dio fuerzas para luchar al recordar su gran gesta y compartirla con nosotros. Y a su sabiduría al escribir: "Una cosa importante en la vida, es acabar lo que se empieza. Bien o mal. Con éxito o sin él. Pero acabarlo. Retirado o entrando en meta. El placer del reto no se basa en la consecución del mismo. El camino es lo que más te puede hacer disfrutar, no el fin." ¡Gracias Felipe!
Si, lo digo a los cuatro vientos, gritando para que todo el mundo me escuche: ¡HE FRACASO! ¡HE PERDIDO! ¡HE CAIDO! si, pero.... ¡ESTE CAMINO NO HA TERMINADO Y VOLVERÉ A LEVANTARME!
¡Y SÉ QUE TENGO A LA MEJOR FAMILIA Y A LOS MEJORES AMIGOS ESPERÁNDOME DE NUEVO EN LA META! ¡LES QUIERO!
2 comments:
También el saber no ser tan duro con uno mismo es una cuestión de aprendizaje. No siempre está en tus manos conseguir los objetivos, también las condiciones y el entorno cuentan mucho. Es importante la autocrítica desde un plano lo más objetivo posible.
Lo que no tiene ninguna duda es en lo que he tenido un éxito enorme: tener dos amigos como ustedes dos, jejejejeej.
Un fuerte abrazo, sabios miembros del Sanedrín ;)
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