Dedicado con todo mi cariño a Felipe, por enseñarnos cada día a luchar y recordarle que la distancia no significa nada, pues estamos a su lado siempre.... Sempre Fidelis.
Beethoven no necesita presentación, incluso una persona que no disfrute de la música clásica sabe quien es e incluso sería capaz de reconocer ciertas notas, como el opus de esta su quinta sinfonía; menos conocido es el tema que trata la misma.
El comienzo, como ya he dicho, son unas notas repetitivas y constantes que vuelven una y otra vez con impetu y fuerza, como los golpes a una puerta. Y eso es precisamente lo que Beethoven quiere simbolizar, la llamada del Destino a la puerta del protagonista, que acepta con valentía y coraje, enfrentándose a él durante todo el movimiento. En el segundo, el pesar, el cansancio y la pena asedian a nuestro héroe, pero al llegar al tercer movimiento, se levanta con fuerzas renovadas y decidido a tomar las riendas de su vida. Llegamos así al último movimiento, el cuarto, donde por fin el protagonisa triunfa y la música nos llena de la vitalidad y alegría de la victoria.
El destino tocó hace unos días en la puerta de mi querido amigo Felipe y él, como el protagonista de Beethoven, abrió su puerta y aceptó el reto que le planteaba. Sospechamos que no será fácil, como el segundo movimiento, pero también sabemos que al final, el cuarto movimiento llegará y el héroe triunfará, porque el destino se doblega a aquellos que lo arragan fuerte por el cuello y le miran a la cara diciendo alto y claro: "Aquí me tienes, ante ti, dispuesto a luchar para vencer en todos los retos que me propongas....". Y Felipe lo logrará, lo sé, lo sabemos quienes le conocemos.
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