Tuesday, September 25, 2012

Tanto la busqué que la encontré

No había forma de encontrarla. La buscaba en todos lados que mi cabeza era capaz de imaginar, en trozos de papel que tenía anotados anteriormente, en documentos escritos en el ordenador, en internet, en una liberta. Pero no aparecía por ningún lado.

Revolví todo el salón buscándola, tenía que estar en algún lugar, así que miré en libros, abrí cajones, zarandeé revistas pensando que estaría oculta en alguna pequeña nota entre sus hojas, sin embargo el resultado era siempre el mismo, nada.

Decidido me senté delante de la pantalla del portátil y comencé a repasar como lo había hecho otras veces. Releyendo, recordando, volviendo a sentir lo que en su momento, aquellas cosas me habían transmitido y durante un instante, pareció que sí, que por fín encontraría lo buscaba. Mas me di cuenta que lo que estaba encontrando no era lo que deseaba, sino una completa sensación de melancolía.

Y justo cuando comenzaba a notar el amargo sabor de la derrota y pensaba que esta vez no iba a poder ser, la vi, sí, estaba delante de mis narices todo ese tiempo y no me había dado cuenta. Al fin tenía la entrada que buscaba para el blog.

Thursday, September 20, 2012

Para que algo empiece, algo tiene que acabarse.

Entró en la estación de metro y miró en la pantalla el tiempo que faltaba para que llegase el siguiente convoy, tres minutos, bien, pensó, a pesar de haber salido tarde del gimnasio solo se retrasaría unos dos o tres minutos nada más. Buscó la cartera y sacó el bono que introdujo en el hueco del torno para que éste le dejase pasar. Bajó las escaleras mecánicas con calma y pensó en lo que había sucedido hoy por la mañana. Aún después de casi doce horas no podía entender la reacción que había tenido ella. Recordaba la escena con total detalle.

Se había levantado como siempre al segundo pitido del despertador, procurando al salir de la cama, no despertarla. Se había calzado las zapatillas, bostezado y mientras se rascaba la cabeza, se dirigió al cuarto de baño para ducharse. Desnudo bajo la cálida agua que caía por todo su cuerpo, se permitió el regalo de no pensar en nada durante unos minutos, le encantaba esa sensación de irse despertando poco a poco bajo el suave tacto del agua cayendo por la cabeza, el cuello, los hombros y la espalda. Pero una mano sinuosa le interrumpió, ella se había despertado y había, por lo visto, decidido tomarse una ducha con él. Desde luego, si había algo que le gustaba más que esa forma de quitarse el sueño, era hacerlo con ella. Su mano recorrió lentamente sus senos y las suyas, con esos largos dedos finos y delicados, su torso. Acercó sus labios a las orejas de ella y con pequeño mordisco le dejó claro sus intenciones, no se marcharía de casa sin poner su granito de arena a la incipiente niebla de vapor que llenaba el cuarto de baño.

Sin embargo, ella retrocedió y salió de la ducha, cogiendo su albornoz blanco y con gestos muy lentos, levantó su cabeza mientras observaba con la mirada perdida el espejo, haciendo caso omiso del reflejo de la imagen que éste ofrecía. Buscó una toalla, se acercó por la espalda y bajando parte del albornoz hasta dejar al descubierto su hombro izquierdo, la besó mientras notaba el húmedo tacto de su piel sobre sus labios. Ella se dió la vuelta, le puso el dedo íncide en los mismos labios que antes la besaban y le dijo no con la cabeza. Entonces, salió del aseo hacia la habitación, se vistió y sacando una pequeña nota del bolsillo de su ajunstado pantalón, se la pasó. Le besó en la mejilla y se marchó.

Petrificado desdobló la hoja y leyó con atención lo que había escrito. No tenía mucho tiempo para reaccionar, pues llegaría tarde al trabajo, pero una profunda sensación de angustia, dolor y miedo apoderaron de él. Se acabó. Eran las únicas palabras que estaban escritas, se acabó.

Durante el resto del día no puedo evitar pensar en aquello una y otra vez, incluso en el gimnasio la imagen de ella, sus gestos, su olor, sus besos, su cuerpo le asaltaban sin cesar. Y ahora mismo, mientras recordaba lo sucedido y se disponía a esperar por el metro, no podia dejar de pensar en ello.

Pero algo extraño llamó su atención, a unos cuantos pasos de distancia suya, algo estaba tirado en el suelo. Se acercó y vió de lo que se trataba, que extraño pensó, nunca se había imaginado que encontraria una cosa así en el suelo de una estación de metro. Se agachó y la recogió.

Al momento, el convoy hizo su entrada deteniéndose delante suya, abrió sus puertas y él entró. Buscó un lugar donde sentarse. No había nadie más en el vagón asi que se sentó en el primer asiento libre que vió. No sabía el por qué, pero el encontrarse aquello le había calmado y por una vez pensaba más en lo que tenía entre manos que en lo sucedido por la mañana. ¿Quién podía haberla perdido? ¿Se le habría caido a alguien? ¿La habrían tirado? Le encantaba preguntarse por la historia que escondían los objetos que le rodeaban y aquel, desde luego, tenía toda la pinta de tener una realmente sugerente.

Mientras le daba vueltas a la cabeza, no se percató de que una mujer se sentó a su lado, sobresaltado por su presencia, la miró y le dedicó una sonrisa amable. No pudo evitar fijarse en ella. Tenía unos profundos ojos negros, oscuros y mágicos, sus labios eran de un rojo intenso y tremendamente carnales. Su perfilada cara estaba bañada por una larga cabellera negra y escondían parte de su cuello. Vestía un sugerente vestido violeta, con un generoso escote que debaja ver un peligroso acantilado entre sus dos turgentes y perfectos pechos. Y al final de ese vestido, aparecían unas piernas, la derecha cruzada sobre la rodilla de su zurda, que estaban invitando a recorrerlas con la mano hasta encontrar el final de aquella sensual y peligrosa senda.

Ella le miró atentamente, clavando esos dos e intensos pozos negros en los suyos, le sonrió y cogiendo con su cálida mano lo que él había encontrado en el suelo de la estación, le besó en los labios, le mordió el cuello con una extraña mezcla de sadismo y delicadeza que le hizo perder el norte. Subió jugetona hasta su oreja le susurró: "¿quieres contarme la historia de esta flor?".


                                                                           by ToTe  

Tuesday, September 18, 2012

Siete años no son nada...

Era un 17 de septiembre del año 2005, un sábado para más señas, en un pueblo con mar como canta el poeta Sabina, Coruña, que éste que ahora teclea comenzaba la locura de escribir este blog. No era el primero, pues pocos meses antes había empezado Reflexiones para perder el tiempo, con una temática más relacionada con mis estudios e inquietudes intelectuales. Sin embargo, con Post it quería compartir algo más, quería hacer partícipe a todos los que se acercaran a él, las pequeñas cosas que me hacían ser lo que era.

Todo empezó como un reto por alentar mi pasión por la escritura, por demostrarme que podía enfrentarme regularmente a una página en blanco virtual y tener algo que contar. Pero también, aunque lo desconociese en ese momento, por comunicar y compartir con los demás algo tan importante como YO mismo, sin máscaras, disfraces y engaños.

Durante estos fabulosos y fantásticos siete años he escrito relatos, poemas, compartido citas, reflexiones, música y una parte muy importante de mi vida. Y lo que es más valioso, he visto como no me he detenido, ni dejado vencer por las dificultades y los miedos. Este blog es un fiel reflejo de como la vida es un camino y que somos nosotros, los que decidimos cómo lo hacemos, corriendo o caminando, llorando o sonriendo, hablando o en silencio.

En el blog hay toda una vida, mi vida y como en toda ella, hay risas, lágrimas, amor, sexo, celos, ilusión, esperanza, miedo, dolor, lucha, sacrificio... en definitiva: ¡EMOCIONES Y SENTIMIENTOS! Y haber sido capaz de compartir todo eso forma parte de mi felicidad.

Compartir es un verbo maravilloso, porque incluye, no excluye, no crea un yo y un tú, o un nosotros y un ellos, todo lo contrario, permite hacer común algo increíble, que no es otra regalar y hacer partícipes algo realmente importante, ¡EXPERIENCIAS!

Gracias a todos los que están, a los que se han ido, a los que vuelven, a los que pegan también sus post it y a los que no, a los que disfrutan con lo que comparto y a los que prefieren otras cosas. El blog es lo que es en parte a todos vosotros.

Mi agradecimiento más sentido y espcial para mi familia que tienen gracias a este blog "a un dos seus mais preto". A mi amigo, maestro y compañero de blog David, por todo, que es tanto y tan bueno que con una entrada no sería suficiente  ^_^ 

Siete años no son nada..... asi que vamos a por otros siete llenos de EXPERIENCIAS!!!!

Thursday, September 13, 2012

Monday, September 10, 2012

Mis Maestros XXVII: Madrid

Paseando por mi querida ciudad, disfrutando de sus recodos, esquinas, calles, callejuelas y rincones, descubro uno de los muchos tesoros que esconde...

"Todo pasa: una sola cosa te será contada, y es tu obra bien hecha. Noble es el que se exige y hombre tan solo quien cada dia renueva su entusiasmo..."

Eugenio d´Ors, escritor y filósofo español.

                                     by ToTe  

Tuesday, September 04, 2012

Mis Maestros XXVI: Dalai Lama

"Solo existe dos días en el año en que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y otro mañana. Por lo tanto, hoy es el día ideal para amar, crecer, hacer y principalmente VIVIR"
Dalai Lama, religioso budista tibetano.

Saturday, September 01, 2012

Blue Moon

Fue clara como el agua, te lo dijo mirando directamente tus ojos, su espalda inclinada hacia adelante para que pudieses escucharla mejor. "Jamás podrás llevarme a tu cama, chico listo". Llevabas tres meses detrás de ella, aprovechando todas las oportunidades que se te presentaban para decirle algo, te bastaba cualquier excusa para acercarte y intentar establecer una conversación. Sin embargo, ella se mostraba siempre distante, no brusca, pues nunca se mostró o dió signos de enfado o agobio, pero si denotaba su comportamiento una actitud cauta y a la defensiva. Aunque sentías que jugaba perfectamente al juego de seducción que le planteabas era, desde luego, la vez que más te estaba costando conseguir un pequeño gesto que compensase tanto esfuerzo.

No te diste por vencido, no por el mero hecho de que tu tradicional cabeconería te llevase a ello, sino porque la dificultad y el reto que ella estaba suponiendo, añadían un plus que te motivaba aún más. Estaba siendo esa cuesta empinada que por mucho que corres, parece no terminar nunca, pero que disfrutas a cada doloroso paso. Ibas a llegar a esa meta, lo conseguirías, lo sabías y punto.

Así que cuando escuchaste de sus rojos labios esas palabras, "jamás podrás llevarme a tu cama, chico listo...", pensaste en mil y una respuestas ingeniosas para replicarle, "soy un poco exhibicionista, me gusta que nos miren las estrellas...."  o, "no necesito una cama para lograr que sueñes con haber llegado al séptimo cielo...". Pero algo en ti te detuvo, era ese sexto sentido que te advertía cuando debías estarte callado, pues la balanza comenzaba a inclinarse de tu lado. Y sucedió, porque ella no terminó ahí su frase, y las palabras que escucharon tus oídos te parecieron música celestial, "jamás podrás llevarme a tu cama, chico listo, eso solo ocurrirá si algún mes tiene dos lunas llenas...".

Una sonrisa apareció en tu cara y un brillo iluminó tus ojos. Te acercaste despacio y con suavidad la agarraste de su peligrosa cintura, tu cara se aproximó a su oreja y le susurraste, "chica lista, toda la noche de hoy tenemos para nosotros dos, una magnífica luna azul, si mi preciosa chica lista..." y mientras ella apoyaba su cabeza en tu hombro, comenzaste a cantarle, "Blue moon, you saw me standing alone..."

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